Con la singular característica de ser un pequeño paraíso en medio del Caribe, entre manglares y selva, la Isla Pasión se ha convertido en el destino de cientos de parejas que deciden unir sus vidas en una emotiva ceremonia a la orilla de la playa.

Con sólo un kilometro de extensión, este paradisiaco lugar ofrece a la pareja y sus invitados todas las comodidades y la  logística para realizar un evento que cumpla con las más altas expectativas.

En este lugar cada boda puede ser personalizada a los gustos y necesidades del futuro matrimonio, además de ofrecer la posibilidad de tres ceremonias diferentes:  civil, en un gazebo a la orilla de la playa;  católica oficial en la capilla consagrada con la que cuenta la isla, y por último, una  simbólica maya, frente a un chamán que realiza un ritual donde los elementos viento, tierra, agua y fuego, son el sello de la unión.

Hugo Camou, vocero de Isla Pasión, comenta las características del paquete más básico.

“Tratamos de que sea la boda más completa posible, incluimos transporte, ceremonia, banquete (con propuestas de menú de la región), decoración, pastel de boda, barra libre, entretenimiento, música sonido, fotografías y recuerdos”.

Hospedaje in situ.  Durante la ceremonia y celebración, la isla cuenta con privacidad absoluta. Hay una cabaña rústica con vista al mar exclusiva para los novios y una más para 14 invitados. El transporte  puede ser terrestre o en barco desde Cozumel y pronto contará con una ruta de hidroplano que partirá desde Cancún.

Desde 2006, el lugar  ha retomado la importancia que le daban los mayas; ahí, Ixchel, diosa del amor, era venerada. Hoy cuenta con atractivos turísticos como club de playa, restaurante y boutiques, además de actividades acuáticas como kayak y  lancha twister.