La estampa anual se repite como cada año: miles de jóvenes creando un río humano por las principales calles de esta ciudad. La última semana del Festival Internacional Cervantino ha sido difícil: por primera vez en 42 años el saldo no será blanco, hay una muerte aún por esclarecer -la del joven jalisciense Raúl de Jesús Esparza-, pero es la penúltima noche y la "fiesta del espíritu" se sella con música, baile y canto.

La noche tiene un plus, el cambio de horario permite una hora más de fiesta antes del amanecer. Sin embargo, la policía municipal trata de mantenerse alerta a los detalles, detiene a muchachos que llevan vasos o botellas de plástico y cuestionan el contenido, pero se les escapan algunos más como el responsable del vómito cerca de una de las principales calles del centro o la botella de tequila vacía al pie del Teatro Juárez.

"Pruébalo, es refresco", dice una chica al policía que le ha preguntado lo que bebe. "Es que no pueden estar ingiriendo bebidas alcohólicas en la calle", le responde. Ella insiste y ríe cuando lo ve marcharse. "No manches, wey, el vodka me pone bien mal", dirá como punto final de la escena que propició el uniformado.

Otros más también los dejarán pasar, como a los tres chicos que también aseguraron beber refresco, pero el oficial no les cree y le quitará a uno la bebida para tirarla a la basura.

La estampa es la misma, una fotografía que se copia, una imagen que se clona. Parejas que se besan con pasión recargados sobre la pared de la cantina, en medio del espectáculo callejero, a mitad de calle, el amor, como dice la canción, está en el aire.

Las escalinatas de la Universidad de Guanajuato, que hace tan sólo unos días fue punto de encuentro para uno de los sucesos que cimbraron a la 42 edición del FIC: las marchas estudiantiles para reclamar a todo pulmón que aparecieran los 42 normalistas desaparecidos el pasado 26 de septiembre y se esclareciera la muerte de Ricardo, cuyo cuerpo fue encontrado en un callejón de la ciudad; ahora son el escenario para cantar con la estudiantina y bailar una cumbia guapachosa, para sentarse y beber sin prisa el six pack que se adquirió antes de que las tiendas negaran el servicio.

Las minifaldas y los tacones altísimos hacen fila en el antro de moda, más adelante, en un bar, invitados especiales del Cervantino aprecian uno de los últimos eventos de este encuentro cultural.

En los alrededores de las calles principales las taquerías ambulantes y los hot dogs se llenan de comensales. Las callejoneadas van haciendo barullo y enriquecen el ambiente festivo. Es la noche previa al retorno a la cotidianidad, el festejo tiene que seguir hasta que el cuerpo aguante.

Los jóvenes venden besos y abrazos, "mercancía" que anuncian con una cartulina, hay más risas que negocio. No importa. Otro que se ha puesto a la vente es Don Quijote, lo suyo son las fotos, pero nadie las quiere, sólo una mujer mayor que destaca entre una generación que por esta noche lo que quiere es bailar.

Los organizadores del Cervantino aseguraron semanas atrás que la expectativa era atraer a más de 400 mil visitantes, así como detonar una derrama económica de más de 400 millones de pesos. Las cifras finales se darán a conocer este domingo a las 17 horas en una ceremonia a la que se espera que acuda el gobernador del estado Miguel Márquez, el director del FIC, Jorge Volpi; y el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa.

En la 42 edición del FIC que tuvo como ejes temáticos la frontera y William Shakespeare tuvo 685 actividades en las que participaran un total de tres mil 762 artistas, se representaron 40 países y 96 de las 134 compañías o solistas que se presentaron, lo hicieron por primera vez en el festejo, lo que equivalió a un 71 por ciento de la programación.

En la ceremonia de clausura también se sabrá quién es el país y el estado invitado de la próxima edición y cuáles serán sus ejes temáticos.

Por lo pronto, la noche ha rejuvenecido hora y aún quedan por trazar más líneas de la estampa nocturna cervantina.

jlc