El artista visual Jan Fabre se presentó hoy ante el público guanajuatense para hablar de la obra El poder la locura teatral, una pieza estrenada en 1985, con la que se consolidó como uno de los creadores más polémicos y vanguardistas del mundo, y que se ofreció el jueves y el viernes en el Festival Internacional Cervantino en el Teatro Principal.

La cita fue en uno de los salones del Teatro Juárez, Fabre esperó con paciencia que llegaran más personas y atender a las preguntas que les hubiera provocado la obra cuya duración de 4 horas y 30 minutos es, de entrada, una provocación para el público.

Había una decena de jóvenes en su mayoría, Fabre preguntó quién había visto ya su obra con la que está teniendo una gira exitosa por todo el mundo. El silencio fue prolongado, pero el artista que también ha ganado fama por sus dibujos, esculturas, objetos, instalaciones, películas y performances, sonrió, pero no se inmutó y siguió masticando chicle.

El público, ha dicho, es la última cosa que le preocupa. Por su duración, al iniciar esta obra se advierte a la gente que puede salir de la sala cuantas veces quiera, a veces el aforo puede reducirse a la mitad. Ayer, en su primera función, mantuvo en sus asientos a la gran mayoría.

Fabre comenzó a explicar que en su obra conformada por una sucesión de cuadros en la que los intérpretes realizan una serie de movimientos como correr, vestirse y desvestirse repetidamente, lo más importante es el perfomance.

"Nunca pienso en el público, hay una parábola entre el público y la obra y no es posible pensar en ello. Sin embargo hay una escena en la que los intérpretes se ponen a fumar un cigarro, es como si se relajaran y creo que en ese estado el público también forma parte. La tarea de la obra es compartir el dolor verdadero al público. Por ejemplo, hay una bailarina que hace un adagio durante 45 minutos y lo que hace requiere del más grande de los esfuerzos, lo que quiero es compartir eso con la gente, lo que deseo es que lo sientan", contó.

Al final de la obra aparece la leyenda "Así se esperaba que fuera el teatro", Fabre explicó el porqué de la expresión. "Cuesta una vida entera ser un artista joven. El secreto de la belleza está en la ideología que es libre, la belleza es lo único que conoce el valor de la libertad. Por eso yo me dedico a tantas disciplinas", expresó.

El artista belga también se refirió a la vanguardia, característica con la que ha sido definida su obra.

"Este trabajo se estrenó hace muchos años y desde hace dos años estamos de gira, principalmente en Europa, y me encontrado con que artistas jóvenes se sienten inspirados, así que en este sentido creo que mi trabajo sigue siendo vanguardista. Además, el teatro no tiene reglas. Me suelen preguntar a qué corriente pertenece mi trabajo y siempre contesto que no me interesa estar en ninguna, no es algo en lo que piense, sólo me concentro en la obra, en lo que estoy haciendo", dijo.

Si bien no hay una corriente que defina su trabajo, explicó que todo su trabajo es una celebración a la vida. Y es que el artista enfermó al grado de permanecer en coma en dos ocasiones. "Esa experiencia cambió muchísimo mi idea del arte. La muerte tiene que ver en todas mis obras, cualquier cosa que hago es una simulación de la vida, además mi cuna es flamenca y eso también ha definido mi obra".

Finalmente, el artista agregó que durante 30 años el cuerpo ha sido un objeto de investigación. "He hecho 76 obras con mi propia sangre, con mi esperma y el esqueleto y la piel son parte fundamental de mi trabajo, quien vea mis esculturas, por ejemplo, sabrá de lo que estoy hablando. A la gente que trabaja conmigo le entrego un guion con el que les explico que las emociones conllevan un proceso interior muy complejo", dijo.

Y añadió: "No tengo una metodología de trabajo, pero sí un guion, las metodologías envejecen. Yo puedo desarrollar la ira de un asesino, pero no mata porque es un actor, de modo que el guion es para que el actor comprenda el proceso fisiológico, que sienta que la sangre está corriendo por su cuerpo, que los músculos responden al movimiento, que se contraen y se expanden; que su emoción tiene efecto en todo su cuerpo, en el hígado, en los riñones, la actuación sólo se puede entender así, del acto de entender todo esto se puede llegar a la actuación; tienen que saber qué es lo que está pasando con sus cuerpos, qué lo está provocando. En una escena de esta obra el actor corre por 25 minutos y sabe perfectamente que está respirando, que los pulmones están reaccionando, conocen su cuerpo, entienden así las emociones desde el interior de su cuerpo".

jlc