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Crudo presiona cambio en el sector

Noé Cruz Serrano| El Universal
Lunes 01 de diciembre de 2014

noe.cruz@eluniversal.com.mx

Uno de los eventos más importante que marcaron el segundo año de la actual administración fue la puesta en marcha de la reforma energética, que abrió a la iniciativa privada sin ningún tipo de restricción las industrias petrolera y eléctrica.

Tras permanecer bajo la tutela del gobierno federal y operando como monopolios de Estado por casi 76 años, el 11 de agosto quedó sellado el rumbo de Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE), que ahora tendrán que ceder espacios y competir con empresas privadas, nacionales y foráneas.

Sin embargo, este mismo año se presentaron dos eventos que ya influyen sobre los resultados esperados de la reforma en el corto, mediano y largo plazo. Se trata de la acelerada caída de la producción nacional de crudo y el desplome de los precios a causa de la guerra por el control del mercado internacional de hidrocarburos.

Prácticamente un año, desde agosto del 2013 cuando se presentó la iniciativa, le llevó a esta administración concretar la reforma del sector. Dos meses más tomó la publicación de los reglamentos de la legislación secundaria, con los cuales se pretende dar certeza jurídica al sector.

En el resumen ejecutivo de la reforma, el gobierno federal se planteó mejorar la economía de las familias, bajando los costos de los recibos de la luz y el gas, así como aumentar la inversión y los empleos con la llegada de capital privado.

Los objetivos de la nueva política de hidrocarburos se centraron en lograr tasas de restitución de reservas probadas de petróleo y gas superior al 100%; incrementar la producción de petróleo crudo de 2.5 millones de barriles diarios actualmente, a 3 millones en 2018 y 3.5 millones en 2025.

En el caso del gas natural, la producción aumentaría de 5 mil 700 millones de pies cúbicos diarios a 8 mil millones en 2018 y 10 mil 400 millones en 2025.

Según los expertos, con esta reforma se generarán más de medio millón de empleos en este sexenio y unos 2.5 millones de empleos hacia el 2025, al abrir el paso a oportunidades potenciales de negocios en materia de distribución, almacenamiento, petroquímica, gas y electricidad.

Hasta ahora y luego de que el gobierno federal decidiera ofertar los yacimientos o campos de petróleo bajo el esquema de licitaciones, en la figura de las llamadas Ronda Cero y Uno, se abrió el apetito de los probables inversionistas.

Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA Bancomer, considera que hacia 2020 la inversión extranjera directa será el doble respecto a la actual, de tal forma que si ahora el promedio es de 20 mil millones de dólares, el potencial es por lo menos de 40 mil millones.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, indicó que la reforma energética tiene el potencial de generar 60 mil millones de dólares en nuevas inversiones. Por ello, el interés del sector privado por entrar al negocio.

Miguel Alemán Magnani, presidente de Galem, dijo que se analiza si compran o crean una compañía, luego de decidir dar marcha atrás a la compra de Oceanografía.

“Se están analizando las oportunidades que pueden venir, las empresas que se encuentran participando y las que quieren entrar, pero siempre en beneficio del país”, señaló.

Juan Acre, presidente de la Comisión de Energía de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), dijo que empresas de México y Estados Unidos se están aliando para crear un corredor industrial binacional que reuniría un capital de 35 mil millones de dólares para invertir en proyectos energéticos.

Del lado mexicano se podrán incorporar a la iniciativa alrededor de 150 empresas de todos tamaños, mismas que buscarán adquirir tecnología y experiencia, así como la conjunción de capital para invertir en proyectos en los próximos años no solo en aguas ligeras, sino también en profundas.

BG Group, al igual que Royal Dutch Shell, Chevron y otras petroleras internacionales, están buscando las oportunidades de perforación en aguas profundas en el Golfo de México, zonas sin explorar de petróleo y gas más grandes del mundo.

Para firmas multinacionales como BG Group, la adjudicación vía licitaciones de yacimientos en aguas profundas representa un gran atractivo.

"Basta con ver la cantidad que se ha explorado en el lado estadounidense del Golfo de México, en comparación con el lado mexicano. Se han perforado cerca de mil 600 pozos , en comparación con alrededor de 50 en el lado mexicano.

No obstante, la guerra por el control del mercado petrolero internacional, que provocó un desplome de los precios del barril, podría obligar a las autoridades a ajustar las metas trazadas originalmente en la reforma.

Otro factor es la caída de la producción de petróleo crudo.

El año pasado, como resultado de la declinación natural de los yacimientos, la extracción se redujo 2.5%. Entre el 1 de enero y el 23 de noviembre pasado, la caída es de 5.6%.

Esto significa, que el objetivo de alcanzar un nivel de 3 millones para 2018 difícilmente podrá alcanzarse. De hecho, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell reconoció que fue necesario reajustar la meta.

El pasado 10 de noviembre, el director de Pemex Exploración y Producción (PEP), Gustavo Hernández comento ante inversionistas japoneses que México estaría en condiciones de producir entre 2.6 y 3 millones de barriles diarios en el largo plazo.

En materia de gas, las probabilidades de que se alcancen las metas son más realistas, aunque ello la estrategia para aumentar la oferta se sustenta en importaciones provenientes del mercado norteamericano.

Respecto a las inversiones que la reforma podría detonar en los próximos años, la caída de los precios del petróleo en el mercado internacional vinieron a dificultar el propósito de obtener cantidades importantes.

El problema radica, según comentó Dolores M. Ramón, analista del Grupo Financiero BX+, en que los precios bajos del barril de crudo podrían afectar el apetito de los inversionistas por yacimientos en aguas profundas y en gas y petróleo shale, los cuales requieren fuertes inversiones.

"Si los rendimientos son bajos es probable que las empresas interesadas prefieran esperar a un repunte de los precios, lo cual podría afectar el desarrollo de la llamada Ronda Uno", destacó el especialista.



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