Paté de Fuá invita a bailar en el Cervantino
RITMOS. El sonido carnavalesco y arrabalero, producto de la misma historia de los creadores -desplazados desde su país Argentina a México- se transformó en una alegoría atípica en el Festival Internacional Cervantino. (Foto: Ariel Ojeda/EL UNIVERSAL )
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"¿Tienen ganas de bailar?", preguntó Yayo González al público minutos después del arranque del concierto. El sí fue seguido por un grito estrepitoso que continuó cuando Jorge Luri Molina, el contrabajista de la agrupación comenzó a bailar en el escenario.
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Mientras en el Teatro Juárez, José Serebrier y la Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica ofrecían un repertorio integrado por tangos y música de Shostakovich, Paté de Fuá invitaba a bailar al público reunido en las escalinatas y en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas.
La música, una mezcla de tango, jazz y otros géneros, así como los gritos y el baile se prolongaron hasta por más de una hora. Canciones como "¿A dónde vas?, "Boquita pintada", ya clásicas, y "Vamos a morir", una de sus nuevas producciones, fueron algunos de los títulos interpretados por los músicos argentinos Yayo González y Guillermo Perata, y los mexicanos Jorge Luri Molina, Alexis Ruiz, Víctor Madariaga y Rodrigo Barbosa. También "se tomaron el atrevimiento" de reproducir en su estilo y arreglos característicos, "Paloma Negra", en homenaje a José Alfredo Jiménez.
El sonido carnavalesco y arrabalero, producto de la misma historia de los creadores -desplazados desde su país Argentina a México- se transformó en una alegoría atípica en el Festival Internacional Cervantino.
Algunos asistentes, los que esperaban esta noche estelar, corearon y gritaron las canciones de este sexteto que comenzó como un trío, tocando en bares de la Condesa y que consiguieron, por fin, ensamblar su orquesta y saltar a los escenarios.
Una especie de coreografía prefigurada del "ragtime" fue el vals interpretado en todo momento por Luri Molina desde el escenario. Poco a poco, Paté de Fuá sorprendió a su público, algunos bailaron como en un vals, otros saltaron, contonearon las caderas y aplaudieron la improvisación. Al final, la agrupación se tomó el tiempo para firmar discos.