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Entrevista. "Estuvimos a punto de atrapar a El Chapo"

Rogelio Cárdenas Estandía| El Universal
Lunes 25 de agosto de 2014

En materia de seguridad, el ex presidente Felipe Calderón admite avances en esta administración, y que durante su sexenio nunca se pactó con grupos criminales “ni permitimos que prosperara ninguna tentativa que pretendiera eso”. Sobre los 90 mil muertos en el periodo 2006-2012, asegura que “cada uno fue asesinado por criminales”.

¿Cree usted que con la llegada del PRI está mejorando la seguridad?

En algunos aspectos ha habido mejora, concretamente en la tasa de homicidios violentos, secuestros y extorsiones. Pero en esencia para solucionar el problema se requieren tres cosas: enfrentar a los criminales; fortalecer y depurar las instituciones de seguridad y justicia, y reconstruir el tejido social.

¿Durante su sexenio recibió mensajes del crimen organizado demandando un pacto o algún funcionario le pidió negociar?

Nunca pactamos ni permitimos que prosperara ninguna tentativa que pretendiera eso.

¿Pero se lo sugirieron?

En distintas esferas del gobierno siempre llegaban mensajes de ese tipo, algunas veces me las comunicaban, otras no, probablemente.

¿Cuántas veces estuvo su equipo cerca de atrapar a “El Chapo”?

Varias veces. El Ejército me reportó dos ocasiones, la Policía Federal, una o dos quizá, incluso las evidencias del lugar donde estaba minutos antes, su computadora, las medicinas que tomaba, las fotografías, muchas cosas y también la manera en que escapaba.

¿Hubo filtraciones?

Mi impresión es que había fugas de información, que le permitían a él tomar medidas de escape, pero también porque aprovechaba la geografía donde operaba.

Es difícil movilizar una unidad, así sea de fuerzas especiales o de cualquier tipo, para capturar a un criminal como éste sin que sea visible con varios minutos u horas de anticipación. En la Sierra de Durango y de Sinaloa cualquier movimiento se detecta minutos u horas antes, los pueblos de abajo detectan al convoy, y por vía aérea es muy difícil operar.

Por eso El Chapo Guzmám no fue atrapado en la sierra, sino en una zona urbana.

A Nazario Moreno , líder y fundador de La Familia Michoacana, se le dio por muerto en su sexenio, pero recientemente fue abatido. ¿Era común que fallaran los servicios de inteligencia?

Fue un caso lamentable, pero los elementos de información que había generaron esa presunción. En el gobierno, en lo personal, siempre fui muy cuidadoso de hablar de una presunción.

¿El mayor reto durante su sexenio fue contar con datos fidedignos?

En general, de cuando entramos a la Presidencia el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) estaba en condiciones muy precarias, a lo que se construyó en la Policía Federal, los elementos de inteligencia del Ejército, del propio Cisen escalaron sus capacidades a un nivel sin precedentes.

La colaboración con las agencias de inteligencia estadounidenses también escaló.

¿Qué opinión tiene sobre los supuestos montajes que se le atribuyen a García Luna, como el caso Cassez o de Rubén Omar Romano?

No quisiera opinar de cada uno, pero vale la pena revisar el caso de la señora (Florence) Cassez, una mujer que es atrapada en un operativo para liberar una víctima de secuestro. Ella vivía en esa casa, estaba con las víctimas, etcétera. Es un punto que tiene que ver con ciertos equilibrios; por una parte, hay un gran interés de los medios por conocer y difundir los hechos y, por otra, hay diferencias del auditorio en término de elaboración de las pruebas. Era importante para el éxito de la estrategia que la gente tuviera conocimiento de los avances que tenía el Estado sobre los criminales. En la medida que la gente percibe que quienes van ganando son los criminales, se debilita la capacidad de las agencias públicas de avanzar sobre éstos. La estrategia de las agencias de decir a la gente, atrapamos a fulano, atrapamos a perengano, etcétera, buscaba ese objetivo.

¿Recrear ciertos operativos era para afianzar una estrategia?

Creo que no, no tengo la certeza ni la información completa de recreación como tal, pero independientemente de las estrategias de comunicación o de las de presentación de hechos que son noticiosos. Las evidencias legales no pueden desvirtuarse así como así.

En su libro hace mención que en Michoacán no hubo cooperación con los gobiernos municipales y del estado para la depuración de la policía, y que inclusive había infiltraciones. ¿El video donde se muestra a “La Tuta” con el hijo del ex gobernador Fausto Vallejo es una muestra de lo anterior?

Es una muestra muy visible. La verdad es que a veces uno dice qué más pruebas se pueden ofrecer. Es una pena.

Como lo he explicado, en el crimen hay tres fases: la primera, una predatoria, luego viene la parasitaria hasta llegar a la simbiótica, en la cual domina completamente a la autoridad, y no hay diferencia para el ciudadano entre el criminal y el policía, y se colapsa el Estado.

¿Es éste un claro ejemplo de muchos estados?

Así es. No quisiera generalizar o incluso ponerlo a nivel de gobernadores, pero sí hubo casos similares, donde la procuraduría estaba investigando; eso explica lo que ocurre en muchas ciudades.

¿Estuvo cerca algún proceso contra algún gobernador?

Yo no, pero sí la Procuraduría siguiendo algunas evidencias, e igual liberar una orden de aprehensión en algún caso.

¿En algún momento sintió que el fallecimiento de Juan Camilo y de Francisco Blake estuvo ligado a sus funciones?

Estoy convencido que no fue algo intencional, que no se trató de ningún sabotaje, son accidentes que sí tienen que ver con sus funciones, es decir, esos viajes constantes, esa presión siempre sobre el tiempo, esa idea de cumplir. En el caso de Juan Camilo fue claramente un error del piloto.

¿Podemos descartar crimen organizado detrás de estos casos?

Definitivamente.

¿Alguna vez cruzó por su mente esa idea?

Sí, por supuesto De hecho, en el accidente de Juan Camilo ese fue mi primer pensamiento. Pero tuve la prudencia de no anticipar mis propios juicios sino pedir una investigación seria, esperar, no anticipar conclusiones y ver resultados. En la investigación se mostró que el piloto se acercó demasiado a un Boeing, y que la turbulencia de la estela provocó el accidente.

¿Usted o su familia recibieron amenazas del narcotráfico?

En Los Pinos se recibieron docenas de amenazas. Ya no sabía cuáles eran de broma y cuáles en serio. Lo que me preocupaba no eran las amenazas, sino lo que se sabía por fuentes de información de inteligencia, como el Cisen, el Ejército o incluso agencias norteamericanas, cuando percibían información de que había algún peligro.

¿En algún momento hubo un riesgo real que pusiera en peligro a usted o a su familia?

No creo que se haya materializado ningún riesgo porque el Estado Mayor es una institución de la mayor calidad, en términos de protección de la institución presidencial.

Una anécdota: casi al empezar mi gobierno, tenía una gira a Tampico, y el general Castillo, jefe del Estado Mayor Presidencial, me abordó en el trayecto al hangar presidencial, y me dice: ‘Señor Presidente, esta madrugada habló a la Defensa una persona que se identificó como un subteniente desertor del Ejército, que trabajaba para el crimen organizado, pero que todavía sentía amor a México y lealtad y respeto al Presidente, por lo que quería avisar que había estado en una reunión donde le pidieron que operara un lanzamisiles con la pretensión de derribar su avión’.

Me comentó: ‘Estamos ya montando un operativo en el lugar y viendo la zona. Tenemos dos opciones, estamos preparados para cualquier eventualidad o dada la temporada puede haber condiciones climáticas que expliquen que se posponga el evento’. Deliberé, y mi conclusión era que si variaba mi comportamiento, sobre todo al inicio, no iba a poder gobernar. Tomé la decisión de viajar, y poco antes de subirme al avión le pedí al camarógrafo de Cepropie que me filmara para que mis hijos tuvieran un video en el cual les explicaba que si ellos llegaban a verlo era porque algo delicado había ocurrido. Quería que me recordaran siempre como alguien que hizo hasta el último momento lo que consideró era bueno para el país.

¿Hay alguien detrás de la demanda en la Corte de La Haya por los 90 mil mexicanos muertos, que le atribuyen durante su sexenio?

Es evidente que había una agenda política por atacar a mí y a mi gobierno, de parte de la gente que nunca me quiso y que nunca hallaron la manera de cómo imputarme cualquier cosa. Buscaron un argumento de un hecho que es penoso para todos y doloroso; pero esas personas que fallecieron, y que cada una de ellas duele a cualquier mexicano y más a quien es Presidente, fueron asesinadas por criminales.



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