El grupo compacto presidencial está en problemas. La compra de una casa que hizo Luis Videgaray, secretario de Hacienda, a la corporación Higa, la misma que vendió la "casa blanca" a la primera dama, Angélica Rivera, pone en el debate al encargado de conducir las finanzas del país sobre un asunto que no está regulado en México: conflicto de intereses, nos dicen.

Don Luis salió de inmediato la tarde-noche del jueves a aclarar que en la compra de la millonaria propiedad, ubicada en el exclusivo resort de gol de Malinalco, no hay nada irregular y que la adquirió en octubre de 2012, antes de ser funcionario público.

En una estrategia de control de daños personales - hasta ahora no la ha hecho tan profusa para tratar de calmar a los mercados, ante la caída del peso, la mezcla mexicana del petróleo o los indicadores de la Bolsa Mexicana de Valores-, salió la mañana de viernes a dar cinco entrevistas en radio y televisión.

 El road show, nos hacen notar, incluyó la teoría de la conspiración contra el gobierno, en lugar de la rendición de cuentas: "Me queda muy claro que la actuación de este gobierno ha afectado intereses, ha afectado la aplicación de reformas, como la reforma hacendaria, de telecomunicaciones (...) Naturalmente, esto está generando resistencias, lo entendemos muy bien y lo asumimos con la misma convicción de cambiar a México", dijo en entrevista con el periodista Carlos Loret.

 El recorrido de Videgaray fue amplio en los medios de comunicación electrónicos, con sus posiciones, entre las que destaca el dato de no venderá la casa de Malinalco ni se va a separar del cargo de secretario de Hacienda por un supuesto conflicto de intereses.

 La estrategia de control de daños de uno de los hombres más importantes del gabinete, integrante del grupo compacto de Los Pinos, se echó a andar, ¿pero funcionará el road show a don Luis?