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El nuevo aeropuerto de la Ciudad de México tendrá un costo total, incluyendo obras complementarias, de 12 mil 920 millones de dólares, a la paridad actual.

Para financiar la magna obra, el gobierno federal gestiona créditos bancarios y la emisión de bonos hasta por 6 mil millones de dólares (equivalente a 46.4% del monto total), según reveló Federico Patiño, director financiero del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México.

Otros 7 mil 492 millones de dólares serán recursos fiscales multianuales que se etiquetarán en los presupuestos de egresos de la federación a partir del 2015, explicó el funcionario del aeropuerto.

Para la primera etapa de la construcción de la nueva terminal aérea ya se tienen contratados mil millones de dólares con cuatro instituciones financieras: HSBC, BBVA Bancomer, Inbursa y Citi Group, agregó.

“Estos mil millones de dólares los tendremos listos este año y junto con los recursos fiscales servirán para financiar el proyecto en 2015”, indicó.

El Plan Financiero elaborado por la firma de ingeniería estadounidense Parsons, con quien se alcanzó un acuerdo preeliminar para que administre el multimillonario proyecto, contempla una segunda fase, la cual consiste en contratar otros mil 500 a 2 mil millones de dólares para financiar la obra en 2016.

El director financiero del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México agregó que luego se refinanciarán estos dos créditos a un plazo de cinco y después vendrá el refinanciamiento a largo plazo, “30 años que son los que se emplean en una obra de esta naturaleza”.

Aclaro que estos créditos no serán deuda pública, porque el nuevo aeropuerto es totalmente autofinanciable y va a generar los flujos suficientes, no sólo para cubrir el servicio de la deuda, sino para recuperar en un plazo de 20 años la inversión del gobierno federal.

Esto significa que la infraestructura aeroportuaria, del actual y de la nueva terminal aérea, va a absorber todo el gasto del proyecto e incluso algunas obras sociales.

Señaló que esto no considera la comercialización de las tierras que colindan con el aeropuerto, ni la venta de activos de la actual terminal una vez que se cierre.

Por ello, este aeropuerto va a formar parte del patrimonio del gobierno federal y no se privatizará ni se concesionara.

Al referirse al uso que se dará a los recursos, dijo que la mayor proporción, 9 mil 740 millones de dólares serán para levantar las obras de infraestructura: terminal, torre de control, pistas e instalaciones auxiliares, entre otras.

Otros mil 567 millones de dólares serán utilizados para pagar a firmas especializadas el diseño, ingeniería y gestión del proyecto.

Para obras hidráulicas que incluye trabajos en lagunas, túneles, canales, suministro de agua potable se destinarán otros mil 253 millones de dólares más.

Y, para obras sociales, se tienen previstos 360 millones de dólares.

Además, como parte de el plan financiero de desarrollo del nuevo aeropuerto, el secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez, informó que el gobierno federal comprará 700 hectáreas a los ejidatarios de San Salvador Atenco, las cuales son colindantes a los terrenos donde se construirá el nuevo aeropuerto y donde se pretende construir una reserva ecológica.

“Estamos adquiriendo a los ejidatarios de Atenco una reserva ecológica para cumplir con la expectativa que tenían estos ejidatarios de que se les iba a comprar tierra, pero no se necesita para la construcción del aeropuerto”, manifestó el titular de Desarrollo Agrario.

En total, el proyecto del nuevo aeropuerto va a requerir de 4 mil 528 hectáreas de un total de 12 mil 500 hectáreas que el gobierno federal tiene disponibles y que son terrenos de su propiedad.

La reserva ecológica tendría más de 3 mil hectáreas y se prevé que estaría ubicada al oriente de la nueva terminal y se llamará Reserva Ecológica del Lago de Texcoco.