La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, finaliza conversaciones con los partidos políticos de la coalición para formar un nuevo gobierno, mientras la bolsa se mantiene inestable por la incertidumbre sobre quién dirigirá la economía del país.

Tras ser reelecta el pasado 26 de octubre para otros cuatro años, Rousseff decidió tomarse cuatro días de descanso en Bahía, en la playa de la Base Naval de Aratu, al noreste del país, y retomó este lunes sus rutinas en Brasilia.

La agenda oficial de la presidenta señala que en los próximos días se reunirá con partidos políticos aliados para repartir los 39 ministerios con los que cuenta actualmente Brasil.

El nombre más esperado es el sustituto del actual ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien deberá hacerse cargo de reactivar la mayor economía de América Latina, que sufre una desaceleración y un crecimiento prácticamente plano.

Se espera que, en comparación con el actual ministro de corte intervencionista y proteccionista en la economía, Rousseff nombre a un sucesor de estilo más liberal, aunque sin comprometer la inversión social del país, que sacó de la pobreza a más de 30 millones de personas en una década.

En un informe semanal publicado este lunes por el Banco Central la previsión de crecimiento para este año es de apenas 0.24 por ciento y para 2015 de uno por ciento, lo que refleja la desconfianza hacia la mayor economía de América Latina.