El cuerpo de Mónica Orta, la enfermera que arriesgó su vida para salvar a un bebé de la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa es velado en casa de sus padres en la colonia Ferrocarrileros en Tlalnepantla, Estado de México.

Entre llanto y aplausos, casi 200 personas se congregaron para despedirse y reconocer su acto heroico, pues fue una de las trabajadoras que a pesar de ser desalojada por la fuga de gas de la pipa que surtía al hospital, decidió regresar para rescatar a los bebés que se encontraban en terapia intensiva.

"Mónica Orta quiso salvar a un bebé que estaba entubado y en la incubadora, ella junto con sus compañeros Juana Zacarías y Jorge Luis Tinoco regresaron para ayudar, fue en ese momento que ocurrió en estallido", dijo una de sus compañeras de trabajo.

Según reportes médicos, Orta Ramírez registró quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo, inicialmente fue atendida en el Hospital Balbuena y posteriormente trasladada al Instituto Nacional de Rehabilitación donde falleció ayer por la noche.

Mónica dejó tres hijos de ocho, siete y un año y seis meses de edad, llevaba tres años trabajando en el Hospital de Cuajimalpa "y el día del accidente estaba a menos de una hora de terminar su guardia y regresar a casa, pero la responsabilidad y su gran corazón la hicieron regresar", dijo Guadalupe Orta, hermana de Mónica.

De acuerdo con sus familiares, la enfermera que arriesgó su vida era una mujer altruísta, dedicada a su familia y su trabajo, alegre y consejera de quien lo solicitara. "Es una heroína, sabíamos que si algo pasaba iba a actuar así, siempre quería ayudar", dijo María de Lourdes Ramírez, madre de Mónica.

Se prevé que mañana concluyan las exequias, que también se llevarán a cabo en Tlalnepantla, Estado de México.

cd