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Historia “A mi papá se lo llevó el río”

Julián Sánchez Enviado| El Universal
Viernes 27 de septiembre de 2013
<b> Historia </b> A mi pap se lo llev el ro

INOCENCIA. Pese a la tragedia que viven en Acapulco, estos niños prefieren seguir jugando en el brincolín del albergue. Dulce Lizete (primera) perdió a su padre Macario y aunque lo sabe, ahora su mundo es jugar . (Foto: JORGE SERRATOS EL UNIVERSAL )


julian.sanchez@eluniversal.com.mx 

ACAPULCO, Gro.— La tragedia parece no haber sucedido para los niños del albergue. Las risas, los gritos y la natural inocencia, como la de Dulce Lizete, hacen a un lado el dolor de haber perdido a su padre en la inundación que dejó Manuel.

Mientras brinca divertida junto con otros pequeños en un inmenso colchón inflable, se le pregunta:

—¿Y tu papá?

—Se hundió, responde

—¿Qué le pasó?

—Se hundió. Se lo llevó el río.

Con apenas cinco años de edad, dice que extraña a su papá Macario, aunque sonríe mientras continúa brincando en el inflable y con la impertinencia del adulto se le pregunta:

—¿De dónde vienes?

—De Puente

—¿Qué le pasó a tu casa?

—Fue el río y se la llevó

—Viniste con tus papás

—Mi papá se hundió

—Y ya no lo encontraron

—No

—Y tu mámá

—Está aquí viva

El brincolín, como le dicen ellos, se va desinflando, se acabó el horario para jugar. Es hora de comer, la veintena de niños que ahí están no se quieren salir, pretenden seguir ahí en su mundo.

“Sálganse”, les ordena un soldado, mientras el encargado del inflable saca a unos pequeños por un lado de este y también los apresura a salir del lugar.

Dulce Lizet en tanto dice orgullosa que va en tercero de kínder y que tiene dos hermanitos. Uno de siete y otro de ocho años. De los tres, sostiene que era la consentida de su papá.

Pero ya no quiere más preguntas, pues como los otros niños, quiere seguir brincando, mientras su nueva amiga que conoció en el albergue la tomó de la mano para salir corriendo juntas hacia donde están sus madres.

Santos era uno de los que estaban ahí, dijo que a su casa se le metió el agua y que aunque se divierte en el albergue, quiere regresar. Igual que Samuel Nicolás Iturbide, quien con su familia dejó su hogar en la colonia Parque Ecológico de Viveristas.

Ahora en el refugio, Samuel espera que el agua baje para poder regresar e ir a la escuela.

Quiere recuperar sus cosas, sus útiles, sus juguetes, pero cuando retorne, si los encuentra, estarán inservibles.

La misma realidad es la de Marisol, de seis años, quien con su familia fue rescatada de Altos de Tamarindo. Su casa dice, “ya se está derrumbando”. Después de darse un baño, Marisol confiesa que le agrada el albergue, que le gusta estar ahí.

No recuerda desde cuando llegó, pero sí, asegura, está comiendo bien.

Estudiante de primero de primaria, Marisol dice que quiere salir “en la tele” y que de grande quiere ser maestra, pero mientras eso sucede, por ahora lo más importante para ella es jugar.



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