El horror de Auschwitz convence en Cannes
LA HISTORIA. Está basada en un conjunto de documentos escritos en secreto y enterrados antes de que el Sonderkommando se rebelara contra los nazis en 1944. Unos textos "increíbles en su intensidad, muy factuales, pero también emocionales", explicó el realizador en rueda de prensa. (Foto: AP )
El horror de detalles poco conocidos de Auschwitz en "El hijo de Saul" y el temor irracional a la soledad en "The lobster" son los temas de dos filmes difíciles y profundos que convencieron hoy en su presentación en Cannes dentro de la competición oficial.
Por un lado, la vida en el campo de concentración de Auschwitz de prisioneros que pertenecían al Sonderkommando, un grupo que tenía que ayudar a los nazis en su labor de exterminio limpiando las cámaras de gas, deshaciéndose de las ropas de los muertos o transportando los cadáveres a las fosas comunes.
Una tremenda ópera prima del húngaro László Nemes, que cuenta una historia brutal, la de uno de los miembros de este comando que cree descubrir a su hijo entre los muertos y que se obsesiona con darle un enterramiento que siga los preceptos judíos.
Está basada en un conjunto de documentos escritos en secreto y enterrados antes de que el Sonderkommando se rebelara contra los nazis en 1944. Unos textos "increíbles en su intensidad, muy factuales, pero también emocionales", explicó el realizador en rueda de prensa.
Y decidió exponer unos hechos tan inhumanos sin mostrar lo más duro, sin caer en la crueldad de los primeros planos de las víctimas y sin contextualizar la historia.
Fue una idea de Nemes, de no mostrar lo que no fuera fundamental para la historia. El realizador consideraba que "el publico iba a entender totalmente lo que pasaba y dónde desde el minuto dos de la historia".
Y en el caso de los detalles más escabrosos, decidió mostrarlos a distancia y, en la mayoría de los casos, desenfocados. Una decisión que le llevó a rodar la película con cámara en mano y en un 80 por ciento del metraje mediante un plano medio del protagonista, al que la cámara sigue allá donde va.
Una película muy dura, rodada de forma impecable y que pretende sacar a la luz la tremenda experiencia de las personas que formaban parte de ese Sonderkommando.
El segundo largometraje a competición del día fue "The Lobster", del siempre complejo e intenso realizador griego Yorgos Lanthimos, que recibió fuertes aplausos en su primera proyección.
Colin Farrell protagoniza, junto a Rachel Weisz y Léa Seydoux, una historia que se desarrolla en un lugar y época indeterminadas, en una sociedad en la que la presión por encontrar pareja domina las vidas de todo las personas, abocadas a convertirse en animales si no logran emparejarse.
Una historia extraña, original y realmente poderosa que hasta Colin Farrell reconoció hoy en la rueda de prensa no entender aún en su totalidad.
"Quería hablar de relaciones humanas, que es el tema recurrente de todos mis filmes, pero esta vez de manera un poco más romántica", explicó Lanthimos sobre su primera película fuera de Grecia.
Rodada en inglés y en Irlanda, el realizador se encontró con que todos los actores con los que quería trabajar dijeron que sí inmediatamente porque les encantaba el guión.
"Es, de lejos, el guión más singular y original que he leído", afirmó Farrell, que consideró que es una película "muy lógica, pero extremadamente emocionante", aunque no utiliza "las convenciones dramáticas habituales".
Weisz aseguró que adora el universo de Lanthimos desde que vio "Canino". "El concepto que sale de Yorgos es extraordinario, tiene una imaginación extraordinariamente fértil y sin efectos especiales".
"Adoré el guión, pero no sabía cómo iba a abordar mi papel, era inimaginable, imposible, así que me dejé llevar por él para entrar en su universo. Era como si yo estuviera borracha de Lanthimos, de su universo. Fue una experiencia excepcional", dijo.
Una opinión que compartió Seydoux: "Era un guión muy especial y original, con un lenguaje cinematográfico muy especial, y me gusta ir a universos diferentes y además me gusta lo que cuenta sobre lo absurdo de las relaciones humanas y del mundo".
Porque aunque no lo parezca, el filme de Lanthimos es tremendamente romántico, aunque en el sentido clásico de la palabra, como precisó Weisz.
"Habla de la soledad, pero es una película muy, muy romántica, con R mayúscula, como las películas antiguas. Es bastante difícil encontrar el amor, incluso hoy, no es romántica en el sentido actual del término".
Una historia sobre las reglas que han impuesto las sociedades actuales y las presiones a los solteros.
Es sobre "cómo la gente percibe la soledad", explicó Lanthimos, antes de agregar: "El filme está estructurado de forma que puede hacer plantearnos cuestiones, pero es un debate abierto, creo que el film tiene como objetivo suscitar preguntas más que dar respuestas".
rad