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El Cochiloco es un papá tierno

César Huerta Ortiz| El Universal
Domingo 15 de junio de 2014

Video. Desde hace casi dos años, Joaquín Cosío ha decidido negociar con las productoras de cine o teatro que lo invitan a trabajar fuera del DF para que su pequeño hijo pueda estar un tiempo con él

El Cochiloco es un pap tierno

TRAVIESO. El pequeño Mateo una vez paró una producción al gritarle: “¡Papá!” . (Foto: AGUSTÍN SALINAS EL UNIVERSAL )

Joaquín Cosío, conocido por sus personajes rudos en cine, se deshace de amor por su hijo de 18 meses, Mateo

cesar.huerta@eluniversal.com.mx  

Desde hace casi dos años, Joaquín Cosío ha decidido negociar con las productoras de cine o teatro que lo invitan a trabajar fuera del DF para que su pequeño hijo pueda estar un tiempo con él. Este hombre de 51 años, conocido por sus personajes rudos y malencarados en Matando Cabos, Pastorela, El infierno y la hollywoodense El llanero solitario, se vuelve loco y tierno con Mateo, de un año y ocho meses de edad.

“La paternidad es un hecho tan cotidiano, en el sentido de que todos tenemos esa posibilidad, que lo que diga de ella son lugares comunes”, dice el histrión.

“De pronto tu mujer está embarazada y a partir de ahí inicia el absoluto prodigio que te lleva a reconsiderar tu vida y que te enseña a ser feliz”, agrega.

Previo a su primer Día del Padre, Joaquín cuenta sus anécdotas con Mateo, quien nació en Texas por cuestiones laborales y hoy ostenta pasaportes de México y EU.

¿Ya hizo alguna cosa en el set que obligue a parar el trabajo?

(Risas) Lo acaba de hacer en La delgada línea amarilla (en posproducción). Dicen: “Silencio, comenzamos”. Y de pronto grita: “¡papá!”. Todo mundo se rió y Sheyla (su mamá) se lo llevó. Pero no sabe el gusto que me dio recibirlo en el set.

¿Qué te ha hecho cambiar a nivel laboral?

Buscar la posiblidad de que pueda viajar mi familia a donde esté, al menos negociarlo cada que se pueda. Cuando hice Tirano Banderas en España, estuvo tres meses allá. Con La delgada línea amarilla, que fueron cinco semanas (en San Luis Potosí), estuvieron tres. Hasta este momento no me he perdido demasiado de él. Cuando nació estuve trabajando normal pero cuando comenzó esa relación de que te reconoce el bebé, lo he disfrutado mucho.

¿Cuál ha sido su mayor travesura en este tiempo?

No es travesura pero le gusta decir salud con su vasito y saluda a la gente con el puño cerrado, chocándolo. Quizá la mayor ha sido regar la mesa como si fuera su pequeño jardín en casa.

¿Y el máximo susto?

En una alberquita se me zafó de la mano y se dio una zambullida completa, se dio una pequeña mojadita.

¿Ocultas a tu bebé por seguridad?

Han habido algunos programas de tv a los que me han invitado para hablar de mi vida y nunca he aceptado las amables invitaciones, por lo mismo. Cuando ando con él y quieren tomar fotos, procuro que no esté, hay que tomar precauciones; los tiempos no dan para más.

¿Cómo supiste que ibas a ser papá?

Aquí en México, justamente cuando empezaba la aventura del Llanero que duró nueve meses de rodaje. Estaba en casa cuando de pronto Sheyla me regala flores y me dice que iba a ser papá, sentí un hoyo en el estómago, me dio mucha emoción, esa es la palabra. Por la película iba y venía de EU, finalmente decidimos que naciera en Austin, Texas, por eso y porque ahí vive la familia de Sheyla. Cuatro días después de que terminé el rodaje, nació Mateo.

¿Te dijeron algo en la producción?

¡Gore Verbinsky (el director) me regaló unos puros!



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