Por  extraño que parezca, hay personajes en el mundo de la moda que prefieren vivir alejados de los reflectores para que sea su trabajo el que hable por ellos. Tal es el caso de la creadora Julie de Libran (febrero 23 de 1972), quien a lo largo de dos décadas ha colaborado estrechamente con algunos de los nombres más reconocidos, como Gianfranco Ferré, Gianni Versace y Jean Charles de Castelbajac, entre otros.

Hace un par de años, fue considerada por un diario británico “el arma secreta de Louis Vuitton”, casa de la que formó parte de 2008 a 2013. Durante su estancia, la francesa fue una de las mentes brillantes del equipo de diseño que encabezaba entonces Marc Jacobs, quien en más de una ocasión se refirió a ella como su mano derecha.

Anteriormente, su comprensión y sensibilidad hacia la silueta femenina, aunado a una fascinación por el glamour, la llevaron a estar al frente de la división de trajes a la medida de la firma italiana Prada. Fue la propia Miuccia quien le encomendó trabajar directamente con celebridades de primer nivel en el diseño de vestidos para las red carpets.

La esperada sucesora A mediados del año pasado, la maison Sonia Rykiel anunció con bombo y platillo la eventual llegada de Libran, quien hasta entonces se había mantenido en el anonimato, trabajando dentro de los talleres de las marcas sin gozar del reconocimiento público que merecía. Incluso, ella misma ha declarado que no le disgusta no ver su nombre en las etiquetas de los trajes que crea. “Si al ver uno de mis diseños, alguien reconoce que es un Sonia Rykiel, entonces sabré que he hecho bien mi trabajo”, apunta la creadora.

 El amor que le guarda a la firma data de hace décadas, ya que su madre solía tener en su armario prendas de la diseñadora. “Lo que más me fascina de Sonia es la manera en la que estaba conectada con lo que pasaba en el mundo y en la política. Era una mujer que pensaba en las mujeres y, aunque yo no quiero seguir sus pasos de una forma literal, sí me gustaría crear diseños reales para la mujer de hoy”, señala.

Rykiel empezó a elaborar prendas en 1955 cuando, embarazada de su hija Nathalie, no encontraba en las tiendas un vestido que le agradara. Sus icónicos suéteres de punto le dieron reputación en el campo de la moda y llamaron la atención de las celebridades como Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Audrey Hepburn, de quien ha asegurado la creadora que en una ocasión le compró el mismo jersey en 14 colores.

Hasta el momento, Julie de Libran ha presentado dos entregas de ready-to-wear, que han recibido críticas positivas gracias a su espíritu relajado, sofisticado y con un toque sensual, característico de la firma. Además de los suéteres de punto y las rayas (sellos estéticos de esta casa), de Libran se ha aventurado con el uso de mezclilla y cuero, dando a la silueta Rykiel un giro fresco y versátil que ha tenido una buena respuesta comercial.

La francesa no sólo está al frente de la primera línea de la marca, sino también de las divisiones de accesorios y hogar. Será cuestión de tiempo para saber si esta diseñadora es capaz de recobrar el esplendor que  gozó la firma durante la segunda mitad del siglo pasado. Sin duda, de Libran no la tiene fácil, mucho menos ahora que le toca el turno de estar bajo los reflectores.