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Los poetas dialogan con la obra de Paz

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Lunes 31 de marzo de 2014

Video. Poetas celebran a Paz en Bellas Artes

Escritores y lectores de diversos países se reunieron en un recital que la noche de ayer celebró al Nobel de Literatura mexicano nacido hoy hace 100 años

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx  

Todo pudo haber sido una fiesta en el recital de poesía “Poetas del mundo y Octavio Paz”, pero arrancó con silencio. Antes de que se levantara el telón y aparecieran siete de los ocho más destacados poetas de México y el mundo, entre ellos dos Premio Nobel de Literatura, los asistentes al Palacio de Bellas Artes se pusieron de pie para guardar un minuto de silencio en memoria de Helena Paz Garro, la única hija del poeta y ensayista que el destino quiso que muriera ayer.

Tras el silencio vino la fiesta poética que saturó de palabras el recinto cultural que casi lució en todo su aforo a pesar de la persistente llovizna. Antes de las 17:30 horas comenzó el acceso de los cientos de asistentes que ya hacían fila en la explanada del Palacio de Bellas Artes que se vistió de rojo y de poesía.

Con una escenografía en rojo brillante y sillones alternados con lámparas y pequeñas mesitas, los ocho poetas invitados a las celebraciones por el Centenario del Nacimiento de Octavio Paz que se cumple justo hoy, sostuvieron un diálogo entre su poesía y la del poeta de Piedra de Sol. Uno a uno, los poetas fueron leyendo dos de sus obras y al final se escuchaba un poema de Paz que ellos mismos habían seleccionado como una de sus piezas favoritas.

Sobre el escenario, los ocho amigos de Paz demostraron que la poesía puede unir sociedades y hacerle un bien al mundo. El nigeriano Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura 1986, fue el encargado de abrir la velada y habló de paz en el mundo y de viajes al interior, y bromeó sobre la pertinencia de leer esa tarde “Como quien oye llover”, el poema de Paz que leyó su colega, el mexicano David Huerta, quien lo ayudó con la lectura en español.

De ahí vinieron como en cascada el mexicano Eduardo Lizalde; el italiano Valerio Magrelli -cuya lectura de sus poemas en español las hizo Fabio Morábito; la uruguaya Ida Vitale; el sueco Lasse Södeberg -que conquistó a los lectores con su locuacidad y fue leído en español por Pura López Colomé-; el mexicano Homero Aridjis; y el yugoslavo Charles Simic, quien fue leído por Rafael Vargas.

Fue hasta ese momento que, sentado en una silla de ruedas, apareció el octavo de los poetas convidados: Derek Walcott, Premio Nobel de Literatura 1992. Llegó al final para cerrar con broche de oro esa fiesta de la poesía que fue transmitida en directo en una pantalla gigante instalada en la explanada del Palacio, donde fueron dispuestas 300 sillas para los asistentes que no pudieran acceder al recinto, pero sólo unas 80 personas aprovecharon la oportunidad de escuchar a los poetas leer en su propio idioma.

Derek Walcott fue el único que no pudo ponerse de pie para aplaudir a Octavio Paz, quien como una entidad ubicua y muy viva, llenó con su voz suave de niño la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, pues mientras se proyectaban fotografías de su juventud, en su voz se escuchaba Piedra de Sol.

“Buscaba su lengua en sí mismo”

Más de uno de los poetas rompió el protocolo del recital de poesía que estuvo presidido por la viuda de Octavio Paz, Marie Jo Paz, y del presidente de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa; casi todos hicieron algún comentario sobre la poesía de Paz antes de leer el poema que habían elegido del intelectual mexicano.

Ida Vitale, por ejemplo, señaló que en el poema “Entre irse y quedarse”, Octavio Paz “busca su lengua sobre todo en sí mismo, su ritmo interior; al leerlo oigo su voz, su cadencia; en ‘Entre irse y quedarse’ aflora el juego de las suposiciones que arranca de esa duda inicial de la luz”, señaló Vitale.

Valerio Magrelli aseguró que “Conversar” es un metapoema sobre el descubrimiento de que el lenguaje es solamente humano y que los dioses no hablan, no tienen lengua. “Filosofía, pensamiento pero traducidos en verso metamorfoseado en poesía. Eso es el milagro lingüístico de Octavio Paz”.

Octavio Paz fue leído por sus amigos y con ellos sostuvo un diálogo poético, tal como lo sostuvo en vida; su voz llenó el Palacio de Bellas Artes hasta donde llegaron amigos mexicanos como Alberto Ruy Sánchez, Ernesto Lumbreras, Eduardo Hurtado, Jorge Edwards y Jean-Marie Gustave Le Clézio, entre varios más que lo recordaron con poesía.

Hoy que se cumplen justo cien años del nacimiento del único Premio Nobel de Literatura que tiene México, su hija será sepultada en Cuernavaca, Morelos, junto a los restos de su madre y primera esposa de Octavio Paz, Elena Garro.



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