Parra llegar a la instalación Artículo 13, montada por la compañía francesa Carabosse y la mexicana Teatro Línea de Sombra, hay que caminar por un sendero flanqueado por árboles.

Tras varios metros de terracería se accede a un terreno baldío situado en una ladera, a las afueras de la ciudad. El encuentro con el espectáculo fascina y duele, hay fuego y entre el fuego arena, zapatos abandonados, ropa tirada o desgarrada y fotografías de desaparecidos.

El montaje multimedia, conformado por ocho desiertos o performans, está dedicado a los migrantes que han desaparecido lo mismo en las arenas del desierto que en el fondo de los mares, a los pies de un muro o en el interior de un contenedor.

Porque aunque con aparentes realidades distintas, en México y Francia hay historias semejantes: la del norte, en una Europa aparentemente indiferente al destino trágico de los exiliados africanos, a quienes considera a menudo como una amenaza, y la del sur, en una nación de origen y tránsito de quienes van en busca del sueño americano y no regresan.

El principio fundamental de esta "instalación habitada" o instalación-espectáculo-documental es el Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos "Toda persona tiene el derecho a circular libremente, a elegir su residencia en el territorio de un Estado y a salir y regresar de cualquier país, incluido el propio".

La realidad que muestra esta obra que ayer comenzó sus presentaciones en el Festival Internacional Cervantino dentro del programa "Frontera (s)" es que la realidad impone una versión opuesta: cruzar una frontera es retar a la muerte, jugarse la vida y no regresar jamás a casa.

El calor emitido por un gran sol hecho con 400 kilos de carbón y que se quema sobre sobre los ocho desiertos, echa luz a las ocho realidades que se muestran en la instalación donde la arena se desaborda para contar historias que tienen que ver con exiliados africanos en África, que son vistos como pueblos exóticos protagonistas de documentales para la televisión francesa; pero sobre todo hablan de historias de migrantes, de hombres y mujeres desaparecidos en la frontera tras el sueño americano, de los que sólo quedan sus fotos, su ropa y zapatos perdidos, galones y botellas de agua desperdigados y vidas apagadas.

Las dos compañías que llevan a escena estas historias hacen uso de decenas de cajas de madera, de proyectores, de miles de miles de galones blancos o transparentes, de 2 mil flamas, cientos de lámparas de mano con las que iluminan mensajes o palabras como "Migrante", "Mañana me regreso", "Volveré", "Trabajo 12 horas por día", "Los sueños no son ilegales", "Cuando haya algo en que creer".

La instalación incluye la participación de actores mexicanos y franceses que ayudan a contar la historia, pero también de voluntarios que dan vida a migrantes o ayudan a relatar las historias que ocurren simultáneamente en medio de un terreno oscuro conocido como El Terraplén de la Explanada del nuevo acceso a la ciudad de Guanajuato, una zona de terracería a la que hay que llegar a pie para sentir un poco de lo que padecen los migrantes y exiliados en su búsqueda de una vida mejor.

Alumbrados por botes con cera que esparcen un aroma a miel o vainilla, los cientos de asistentes que cruzaron el túnel que une a esa zona con la ciudad, se encuentran con un muro hecho de arena, una gran escultura que hace las veces de fuente y produce fuego, una pared elaborada de contenedores de madera que sirve de pantalla para proyectar fragmentos de documentales sobre la migración, así como planchas calientes que entran en contacto con agua, hielo y ropa.

Artículo 13, la instalación que fue creada y dirigida por Jorge Vargas y Christophe Prenveille, tardó una semana en ser montada por las dos compañías, tiene una segunda función hoy a las 22 horas.

sc