Campanas en Aracataca anunciaron la muerte de Gabo
VENTA. A un costado de la puerta, una señora pegó varias fotografías del Nobel y de la Casa Museo para venderlas a 5 mil pesos. (Foto: Reuters )
Fueron las campanas de la iglesia San José, que sonaron a las 3:00 p.m. en la calurosa tarde del jueves santo, las que avisaron a los pobladores de Aracataca (Magdalena), que el más importante de sus hijos acababa de fallecer.
No hubo quien se quedara en su casa. Desde esa hora y ayer durante todo el día, cientos de personas se reunieron a las afueras de la Casa Museo Gabriel García Márquez para honrar su memoria.
En la mañana del viernes, mientras periodistas de todo el país y del extranjero buscaban rastros de la obra de Gabo entre los cataqueros, en la puerta principal del Museo permanecían izadas a media asta las banderas de Colombia, de Magdalena y de Aracataca, acompañadas por un retrato de Gabo mirando al horizonte y una corona de flores amarillas enviada por los Marín Visbal.
A un costado de la puerta, una señora pegó varias fotografías del Nobel y de la Casa Museo para venderlas a 5 mil pesos.
Aunque su cuerpo era velado a cientos de kilómetros, en una funeraria en Ciudad de México, sus seguidores quisieron recordarlo visitando la casa donde pasó sus primeros ocho años de vida, al lado de sus abuelos, el coronel Nicolás Márquez, y Tranquilina Iguarán.
La bogotana Luz Marina Bernal, quien llegó temprano desde Santa Marta, estaba conmovida. Tenía un vestido amarillo con mariposas pintadas y un sombrero para cubrirse del sol. "Él fue un hombre que nos dio a conocer por la belleza de sus letras en el mundo. Macondo es Colombia", dijo la mujer, mientras se anotaba en el libro de visitas.
Adentro, tres niñas que asisten a un taller de Literatura en el pueblo guiaban a los visitantes por los recintos de la Casa Museo. En medio del patio, colgando de un árbol, revoloteaban al paso del viento pequeñas mariposas amarillas de papel.
"La muerte de Gabo es muy triste para Colombia y el mundo. He visto muchas personas llorando. Obviamente es mi escritor preferido y todavía vive en sus libros", dijo Marlys Claro, una inquieta niña de 11 años que asegura haber leído 10 libros de Gabo, "aunque nadie me crea". El primero fue Cien años de soledad, "lo hice a los tres años", aseguró.
Desde que se conoció la muerte del escritor casi todos los negocios de Aracataba cerraron sus puertas. La Alcaldía decretó cinco días de duelo. Ayer, en cada una de las casas de Aracataca familias enteras se reunían alrededor de los televisores para seguir las noticias sobre la muerte del hijo del telegrafista, y otros leían la edición especial de este diario en homenaje al Nobel.
Para este lunes, según el alcalde de Aracataca, Tufith Hatum, se espera la presencia de autoridades departamentales y nacionales en el sepelio simbólico al escritor más importante del país, que se realizará de forma simultánea con el homenaje que le rendirán en México.
Hatum le pidió, "muy respetuosamente", dijo, a los familiares de Gabo que sus cenizas reposen en el lugar donde nació.
"Sería un honor para nosotros como cataqueros", dijo.
rqm