Resiste Ciudad Universitaria a los estragos de la lucha
VANDALISMO. Cerca de 10 jóvenes controlan la entrada y salida del edificio de Rectoría, mientras que alrededor levantaron una barricada con tablas y puertas; hasta el momento se desconoce el saldo de daños. (Foto: GERMAN ESPINOSA. EL UNIVERSAL )
david.fuentes@eluniversal.com.mx
Desde 1999, cuando surgió el Consejo General de Huelga (CGH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no se veía tan lastimada como ahora. Las inmediaciones del recinto universitario se encuentran vandalizadas, pintarrajeadas y divididas entre la misma comunidad estudiantil.
Por una parte están los llamados ‘anarcos’, que intentaron tomar el edificio de Rectoría el domingo pasado, y los que mantienen tomado, desde hace más de dos años, el auditorio Justo Sierra, conocido como Che Guevara.
También están los estudiantes que ofrecieron ayer una conferencia de prensa para deslindarse de los hechos violentos y reprobar los recientes acontecimientos en la máxima casa de estudios.
La incursión de un agente de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) que disparó en contra de los alumnos al ser agredido, según las mismas autoridades capitalinas, sirvió de pretexto para desencadenar una serie de destrozos contra los parabuses (que son usados como barricadas), grafitear los alrededores de la Facultad de Filosofía y Letras y destrozar al menos cinco ventanas del edificio principal de Rectoría.
Edifican fuerte. En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, se observó cómo en las puertas de este edificio están al menos 10 jóvenes haciendo guardia y evitando que los estudiantes que no quieren más violencia ingresen.
Sobre ventanas y paredes se lee “La rebeldía es la vida, la sumisión la muerte”, “Fuera Narro” y “Comunismo o muerte”, entre otras más.
Todo está delimitado con tablas, pedazos de puertas, bancas, conos de color anaranjado y un letrero que dice “alto”, indicativo de que nadie debe cruzar o se atiene a las consecuencias.
El olor a orines y los montones de basura evidencian la falta de higiene del lugar desde el sábado, día en que sucedió la balacera que dejó como saldo a dos universitarios heridos y un perro muerto. El acceso en automóvil es prácticamente imposible, pues sobre el circuito universitario, frente a la biblioteca, se colocaron parabuses que fungen como barricadas.
Junto a éstos, hay tambos y contenedores de basura, postes de energía eléctrica, letreros, piedras y llantas quemadas. “Sus balas no nos intimidan”, “Fuera Narro” son algunas de las consignas que se observan en mobiliario de la máxima casa de estudios.
El derribo de postes provocó que el sector asemeje una ‘boca de lobo’ por las noches; la seguridad es nula, pues nadie se arriesga a circular por el temor a ser agredido por desconocidos.
La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) se mantiene al margen, sólo unos rondines en las noches con las torretas prendidas para hacerse notar; sin embargo, en las estaciones Doctor Gálvez y Corregidora del Metrobús (Línea 1) hay elementos listos ante cualquier contingencia.
Hasta el momento no se ha dado a conocer la magnitud de los daños; quién cubrirá los gastos, y sobre todo si hay algún responsable para fincarle cargos por los daños.
jram