Cancerología, la torre médica con el liderazgo en atención en AL
Video. El pasado 23 de octubre el Instituto Nacional de Cancerología estrenó nueva sede, equipo moderno y aumento 58 por ciento el servicio a los pacientes

La nueva torre oncológica cuenta con ocho quirófanos, con lo que más pacientes pueden ser llevados a cirugía, además de dos equipos PET CT y tres de tomografía axial computarizada, y dos resonadores magnéticos, entre otros. Con ello, el instituto se ubica como el primero en México y AL en tenerlos; la quimioterapia ambulatoria ahora se da en mejores condiciones. (Foto: JUAN BOITES. EL UNIVERSAL )
Hasta hace apenas un par de semanas los pasillos, habitaciones, camillas, laboratorios y quirófanos del viejo hospital del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) lucían llenos, saturados. El vaivén atropellado de médicos, pacientes, acompañantes, enfermeras y estudiantes no cesaba. Ahora todo comienza a lucir semivacío.
La gran mayoría de las áreas se han comenzado a mudar a su torre de hospitalización, el nuevo espacio desde el cual el gobierno federal le apuesta a dirigir el combate contra el cáncer, ubicado como la tercera causa de muerte entre los mexicanos, y que amenaza con pasar en los próximos años a ser el principal responsable de los fallecimientos en el país.
En la actualidad, se diagnostican 150 mil casos nuevos de cáncer al año y se registran 75 mil muertes en el país.
Desde este nuevo espacio, en el que ahora se “pierden” los médicos y pacientes de tan grande que es, con infraestructura de vanguardia, equipo y tecnología de primer nivel, destinado para enfermos sin seguridad social, el director del Incan, Abelardo Meneses García, adelanta que el reto es lograr impulsar en el país un Programa de Prevención y Control de Cáncer.
Porque actualmente el 65% de los pacientes llega a atenderse en fases avanzadas, lo que reduce significativamente las posibilidades de que se puedan salvar.
En los pasillos de la nueva torre de hospitalización todos andan como en casa nueva, en plena mudanza, con la sonrisa a todo lo que da. Y no es para menos. La nueva torre de hospitalización fue el sueño de todos los directores del Incan, un instituto que está por cumplir 68 años el 25 de noviembre, asegura Meneses García.
Con 32 años laborando en este instituto, Meneses García afirma que el cambio era urgente. El constante aumento de pacientes con alguna de las casi 200 variantes de cáncer había rebasado al viejo hospital del Incan.
Porque el instituto abre cada año alrededor de cinco mil expedientes y otorga poco más de 200 mil consultas. Además de que realiza aproximadamente cuatro mil 500 operaciones, 80% de las cuales son cirugías mayores.
Desde hace una década los tumores malignos de mama ocupan el primer lugar, seguidos, según reportes del propio instituto, por el cáncer de cérvix, de próstata, de linfomas, de colon, de estómago, ovario y pulmón.
De ahí la necesidad de contar con nuevas instalaciones. Una urgencia que tuvo que esperar, pues aun cuando la idea de la nueva torre de hospitalización se proyectó desde la administración del entonces presidente Vicente Fox, siendo secretario de Salud, Julio Frenk, tuvieron que pasar dos administraciones más, finalmente, para que fuera inaugurada por el presidente Enrique Peña Nieto el pasado 23 de octubre.
Nace como dispensario anticanceroso
El instituto que nació como un dispensario, el 25 de noviembre de 1946, en la calle de Chopo en la colonia Santa María la Ribera; que evolucionó para convertirse en un hospital ubicado en la calle de Niños Héroes, que se trasladó posteriormente a la zona de Tlalpan, en el sur de la ciudad de México; y que ahora cuenta, por primera vez, con instalaciones exclusivamente planeadas, diseñadas y creadas para atender a pacientes con cáncer.
Históricamente, desde que surgió careció de espacios propios, al ser ubicado en áreas aledañas y compartidas con otros hospitales. Y ahora cuenta con 67 mil metros cuadrados construidos especialmente para atender enfermos con cáncer, que lo ubican como el centro líder en el diagnóstico, tratamiento, investigación en los diferentes tipos de cáncer y formación de oncólogos en México y Latinoamérica.
Porque con la nueva torre, el instituto se posiciona internacionalmente como uno de los centros oncológicos más importantes, ofreciendo tecnología e instalaciones de primer mundo para pacientes principalmente de bajos recursos provenientes de los estados del país.
El nuevo edificio ha sido equipado con tecnología de punta que pocos hospitales en el mundo tienen, lo que garantiza estudios de diagnósticos y de tratamiento muy precisos y de calidad para beneficio de los pacientes.
Entrevistado por EL UNIVERSAL, Abelardo Meneses García, director general del Instituto Nacional de Cancerología, asegura que la construcción de la torre de hospitalización de Cancerología duró tres años ocho meses y tuvo una inversión de dos mil 500 millones de pesos, entre obra y equipamiento.
Se colocó —recuerda Meneses— la primera piedra el 4 de febrero de 2011 durante la gestión de Alejandro Mohar Betancourt como director del Incan (época en la que se inició el proyecto y la construcción de las nuevas instalaciones) y finalizó el pasado 23 de octubre.
Recuerda que la meta que se trazó para la construcción de esta torre fue aumentar la cobertura de atención, la cual por la saturación de los servicios hacía poco agradables las salas de espera para los pacientes.
Con la construcción de esta nueva torre, integrada por planta baja y siete pisos, asegura el directivo, se aumentó en 58% los servicios, al pasar de 119 camas de hospitalización a 188.
“Este 58% de aumento va a tener como consecuencia que se pueda internar a un mayor número de pacientes, y que estos a su vez, sean hospitalizados más rápidamente”, considera.
Asimismo, precisa que de seis salas de cirugía mayor que había se pasó a ocho; más cuatro salas de cirugía menor y una de curaciones, lo que hará que más pacientes sean intervenidos.
Con este nuevo espacio, señala, se logró un crecimiento hasta tres veces más, de sus dimensiones anteriores, de las áreas de Imagen, Anatomía Patológica y Laboratorio Clínico.
También se ampliaron las áreas de Tumores Mamarios, Quimioterapia Ambulatoria, Aplicación de Catéteres Intravenosos, Terapia Intensiva, Terapia Intermedia y la Unidad de Trasplantes de Médula Ósea, así como el incremento de oficinas y áreas de gobierno.
En uno de los pisos, comenta, se creará la Unidad de Bioequivalencias y de Ensayos Clínicos Fase 1 y II, para realizar ensayos clínicos de fase uno, y con ello atraer a la industria farmacéutica para realizar estudios de investigación de nuevas moléculas.
El nuevo edificio —señala— tiene una superficie de 20 mil 748 metros cuadrados, con 67 mil 442 metros de construcción. El viejo edificio tiene 33 mil metros construidos, por lo que prácticamente se duplicó en ese aspecto.
Para unir ambos edificios se construyó un puente de interconexión que cuenta con dos niveles, uno dedicado para pacientes y familiares y el segundo para personal médico, paramédico, enfermeros con camillas y servicios, facilitando así los traslados.
Torre oncológica ad hoc para pacientes
A un año de haber sido nombrado director general del Incan, Abelardo Meneses informa que esta nueva torre oncológica cuenta con 188 camas, 39 consultorios y ocho quirófanos, una unidad de terapia intensiva con nueve camas, una unidad de cirugía ambulatoria, con tres quirófanos y dos salas de procedimientos. Además de 13 elevadores, ocho escaleras y 499 cajones para estacionamiento de vehículos.
Además, agrega, que se cuenta con dos equipos PET CT, dos resonadores magnéticos, tres equipos de tomografía axial computarizada, diversos mastógrafos, un angiógrafo, así como equipamiento de vanguardia en las salas de cirugía, y con aplicación de Telemedicina para fortalecer la enseñanza a distancia.
Con estos equipos, asegura, el instituto se ubica como el primero en México y América Latina en tenerlos, y que incluso no todos los hospitales de Europa cuentan con ellos.
“Esta nueva torre de hospitalización traerá muchos beneficios tanto para los pacientes como para los que laboramos en este lugar. La comodidad y el confort que tendrán los pacientes es el que podamos implementar algunos servicios y duplicar otros como Quimioterapia ambulatoria que contábamos con 33 sillones reposet y ahora 42, lo que permite que los pacientes puedan estar menos tiempo de espera y que podamos abarcar más pacientes”, comenta.
Abelardo Meneses, quien también está a punto de mudarse a su nueva oficina, que es más grande a la que tiene actualmente, y a la que le entra más luz, dice que para esta nueva torre se logró adquirir un robot para la distribución de fármacos, que sería la segunda institución de salud pública del país en tenerlo.
Además de tener un equipo dispensador de medicinas (sistema unidosis), lo que permitirá que al paciente únicamente se le cobre el medicamento que utilizó durante el tiempo que estuvo hospitalizado, lo que abatirá costos.
—Con esta ampliación, ¿van a necesitar de más personal?, se le pregunto al director .
—Somos mil 660 trabajadores. La petición que le hicimos a la Secretaría de Hacienda es de 442 plazas más, que se están solicitando en partes. No se está ofertando el cáncer, pero vamos ir abriendo servicios conforme a la demanda.
Iré solicitando las plazas de personal, pero dependiendo de las necesidades sean médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, químicos, biólogos o personal de apoyo, intendencia o mantenimiento. Recientemente nos apoyaron con 65 plazas de enfermería y de medicina.
Retos: programa nacional de cáncer
Abelardo Meneses, quien recuerda que cuando llegó a este lugar como residente de patología sus planes eran sólo estar seis meses y acaba de cumplir 32 años laborando en este instituto, asegura que la atención, tratamiento y diagnóstico del cáncer han cambiado en los últimos 68 años que tiene de creado el Incan.
La meta, adelanta, será lograr hacer homogénea la atención del cáncer en todo el país.
El directivo reconoce que en el interior del país no se cuenta con toda la infraestructura ni personal posible para atender la enfermedad del cáncer. Por eso, asegura, el próximo reto será consolidar y proyectar esta nueva torre oncológica para que sea un modelo a seguir en México y Latinoamérica. De ahí que en este centro oncológico se esté diseñando el Programa de Prevención y Control de Cáncer del país.
“Eso es parte de los sueños que tenemos y estamos seguros que con el personal que tenemos lo vamos a lograr”, afirma Meneses, quien orgulloso dice que en este instituto vienen a entrenarse médicos de Centroamérica, de Sudamérica y de Europa.
Además del convenio que tiene el Incan con el MD Anderson Cancer Center de Houston, que es el centro oncológico más importante del mundo. “Se va gente de nosotros a capacitarse en ese lugar y regresan para aplicar nuevas técnicas de investigación”, concluye.
Recorrido por las nuevas instalaciones
En una visita a las nuevas instalaciones, en el que se observan pasillos amplios, salas de espera muy grandes, asientos confortables y de diseño, así como bastante iluminación, totalmente diferente al edificio antiguo, se encuentra el área de Imagenología que, de estar en un espacio muy pequeño, ahora tiene un piso.
Ahí se ubica el resonador magnético de 3.0 teslas que con su instalación y operación coloca al instituto como la única institución de salud pública en tenerlo no sólo en México sino en América Latina.
Alberto Mejía, médico adscrito a Resonancia Magnética del instituto, señala que con este equipo se podrá crecer hasta en un 90% a 100% respecto de años anteriores.
Antes —recuerda— hacíamos tres mil 500 estudios al año, y actualmente con este equipo, que inició operaciones el pasado 19 de mayo, se han atendido 890 pacientes, y realizado mil 500 exploraciones en sistema nervioso, cabeza y cuello, laringe, mama, hígado, próstata, ginecología en general, así como rastreos totales.
Se tiene proyectado, dice, que al 19 de diciembre de 2014, se hayan realizado tres mil estudios con este equipo.
“Somos —explica— el primer equipo en salud pública en incorporarlo en Latinoamérica, ya que no sólo es un equipo de imagen diagnóstica, sino te permite realizar planeaciones terapéuticas en situaciones específicas como radioterapia. Te permite separar las áreas del tejido sano de áreas tumorales y disminuir las complicaciones que pueda tener el paciente”.
Otra ventaja que tiene este equipo, agrega el radiólogo, es que permite tener un ambiente relajado para el paciente, en donde puede escuchar música o ver imágenes, a través de una pantalla colocada en el techo, mientras que le realizan su examen.
Al contar con este equipo —dice— se acortan tiempos y se brinda un diagnóstico objetivo y más pronto para el paciente para que reciba su tratamiento médico.
En el mismo piso, se ubican los dos equipos de PET CT, uno recientemente adquirido.
Al respecto, Néstor Piña, médico radiólogo residente de posgrado en el curso de especialidad de PET CT, comenta que este equipo ofrece un estudio de medicina nuclear que se complementa con las imágenes anatómicas, que ofrece la tomografía computada. El resultado, asegura, es que a través de la fusión de dos estudios se puede conocer la actividad metabólica que puede presentarse en muchos tipos de lesiones en el paciente oncológico.
No hay muchos PET CT en el país, porque son equipos novedosos y costosos, dice.
Otra de las áreas que también crecieron en espacio fue el laboratorio clínico, en donde se hace química clínica, glucosa, colesteroles, etc. Por día, los 10 flebotomistas adscritos a este lugar suman hasta 240 muestras de sangre.
Silverio Mancilla Cuéllar, técnico laboratorista clínico, con 16 años de antigüedad en este lugar, asegura que ya era urgente la ampliación del instituto tanto para los pacientes como para el personal que labora en este lugar.
Anteriormente, recuerda que en el pasillo donde se ubica este laboratorio no se podía transitar, lo que era molesto para todos.
“Estábamos en un lugar muy pequeño, ahora además de estar estrenando equipos, el espacio es más grande, lo que repercute en los resultados que se emiten a los pacientes en tiempo. Antes chocábamos unos con otros y teníamos que esperar hasta que otro terminara para que pudiéramos trabajar”, recuerda.
Para los pacientes también este cambio de instalaciones les ayudó porque antes sólo eran ocho cubículos para tomar las muestras y ahora son 14, lo cual hace más rápido el servicio.
Hermelinda Castillo González tiene 23 años acudiendo a atención médica en este lugar, por cáncer de cuello y matriz que tuvo cuando tenía 43 años. En la actualidad dice que ya no tiene cáncer y que sólo es seguimiento.
Ella viene desde Huejutla, Hidalgo, cada 15 días en donde recibe quimioterapias. Ahora con la nueva torre esta área en lugar de tener 33 sillones reposet viejos ahora cuenta con 42.
“Ya nos hacía falta. Son asientos muy cómodos y amplios”, señala la mujer quien asegura que es tratada muy bien en este lugar.





