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Cuauhtémoc Cárdenas renunció ayer de manera irrevocable a su militancia en el PRD, partido que llamó a fundar hace 25 años y del que fue dirigente y tres veces candidato presidencial.

La renuncia fue por congruencia, explicó el también ex jefe de gobierno del Distrito Federal, pues de lo contrario tendría que compartir responsabilidad en decisiones del PRD “tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia en las que no haya tenido cabida la autocrítica”.

Horas después de reunirse ayer con el dirigente nacional, Carlos Navarrete Ruiz, para debatir la situación del partido, Cuauhtémoc Cárdenas hizo pública su decisión en carta al Consejo Nacional en la que expresó que en ese encuentro pudo confirmar que mantienen “profundas diferencias en nuestras visiones de cómo enfrentar los problemas internos del partido”.

Las divergencias se aprecian particularmente, dijo el ingeniero en su misiva, “en las medidas que deben adoptarse para recuperar la credibilidad de la organización y de manera especial de sus dirigentes ante la opinión pública”, cambios indispensables “para lograr su reposicionamiento como una verdadera opción política de carácter y alcances nacionales, única forma en que le sea útil al país”.

Antes, el domingo 16 de noviembre, Cárdenas hizo pública una carta para denunciar el sistema de “corrientes”, la crisis del partido detonada por el caso Iguala y el riesgo de convertirse en un membrete electoral; demandó la salida de la dirigencia para una reforma.

Tras rechazar acudir al Consejo Nacional el próximo fin de semana, como le invitó Navarrete, acordó reunirse ayer para debatir la crisis; Navarrete y el secretario general Héctor Bautista, aceptaron la mayoría de las críticas, pero ninguno aceptó dejar la dirigencia. Más tarde, Cárdenas renunció.

Analizan más salidas: Encinas

El senador del PRD Alejandro Encinas adelantó que en las próximas horas un “grupo de compañeros” determinarán si renuncian como Cárdenas.

“A última hora he estado recibiendo mensajes de una gran cantidad de compañeros que me han pedido que podamos asumir una posición como grupo y en su oportunidad la daremos a conocer”, dijo, y sostuvo que la salida es reflejo no sólo de la “profunda crisis” del PRD, sino del deterioro de las instituciones internas del partido.

En la carta dada a conocer ayer, Cárdenas Solórzano recordó que desde hace años —desde hace 10 renunció a todo cargo de dirección en el PRD— ha planteado sus críticas a la conducción del partido, pero no fue escuchado, y tampoco hubo consecuencias de la carta que envió el 16 de noviembre en la que pidió la renuncia de la dirigencia nacional para comenzar a cambiar las cosas en ese partido.

“En las ocasiones anteriores, esperando por lo menos se abriera un debate interno sobre los planteamientos hechos, la respuesta de las dirigencias del partido fue el silencio.

“Ningún cambio en los mecanismos de toma de decisiones al interior de la organización, por el contrario, en sucesivas reformas estatutarias fue consolidándose el sistema de cuotas y pesos relativos para tomar decisiones y abrir a partir de ellos las oportunidades de participación en procesos internos o externos a los propios miembros del partido”, denunció.

Así, “ante la disyuntiva de correr el riesgo de compartir responsabilidades de decisiones tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia en las que no haya tenido cabida la autocrítica, he preferido correr el riesgo de recibir críticas, válidas o no según se las quiera ver, y optar por decidir de acuerdo a los principios que he sostenido y me han servido de guía en mi comportamiento público y privado”.

Indicó que su decisión es personal. “Ha sido para mí un privilegio, en todos estos años, coincidir en lo fundamental y caminar, en circunstancias difíciles y no tan difíciles”, escribió.

“Muy contento”

En el debate de ayer, de 30 minutos con Navarrete y Bautista, Cárdenas se mantuvo.

Ayer mismo, al término del encuentro con la dirigencia perredista, Cárdenas dijo que analizaría su posible dimisión al PRD, pero se dijo contento.

—Se ve muy marcada su decepción ahorita, por los acontecimientos, —se le preguntó.

—No sé en qué me lo note.

—En la tristeza.

—No, yo estoy muy contento, estoy muy contento—, dijo entre risas.