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"Se oían muchos gritos y llanto"

Cristina Pérez- Stadelmann| El Universal
Miércoles 03 de diciembre de 2014

Adrián temió que lo fueran a encontrar para matarlo. (Foto: JORGE RÍOS EL UNIVERSAL )


Adrián pide justicia, palabra que repite reiteradamente a lo largo de su testimonio. Él está en la banda de guerra y la noche del 26 de septiembre lo que más le preocupaba era saber de su primo que también iba en los camiones que fueron atacados.

Tras el primer enfrentamiento, Adrián comenzó a proteger los casquillos con piedras, “porque ya estaban por llegar los peritos. Como a las 11 de la noche comencé a escuchar cómo pasaban motos y patrullas. Me pareció raro y luego a las 12 comenzaron otra vez a disparar”.

Al escuchar los disparos todos comenzaron a dispersarse y a correr hacia donde pudieron. Adrián corrió a tres cuadras de ahí, se escondió en un baldío. Estuvo ahí desde las 12 de la noche a las 6 de la mañana [Adrián es preciso con las horas y los minutos].

“Lo primero que hice, después del primer ataque, fue marcarle a mi hermana, a mi mamá no le quise avisar porque se pone muy mal. En cuanto colgué con mi hermana escuché de nuevo cómo empezaron a tirar a matar. Cinco compañeros corrimos hacia el mismo terreno baldío. Ahí estuvimos. Tenía mucho miedo de que nos llegaran a matar si nos encontraban.

Adrián, de 18 años, narra cómo afuera, en medio de la madrugada, en la calle se escuchaban muchos gritos y llanto. Él agudizó sus sentidos, todo lo escuchaba y lo sentía. La lluvia, el frío, el terror de que lo fueran a encontrar para matarlo.

“Alguien dijo que no eran policías los que los estaban atacando, “sino la maña y por eso sentimos más miedo. Dieron las cinco de la mañana. Unos compañeros nos encontraron, estaba ahí el secretario de la normal. Me llevaron a la Procuraduría de Iguala. Ahí supe de nuestros compañeros desaparecidos. No quería declarar, temí que nos fueran a meter presos”.

Para Adrián esta fue una experiencia que “te ayuda a valorar la vida, ya que en cualquier momento te puedes ir. No sé si fue Dios el que quiso que no fuera yo, pero se siente feo por los compañeros que cayeron. Si yo estuviera en su lugar me gustaría pensar que están luchando por mí, que lucharán por encontrarnos. Eso es lo que yo hago al estar aquí en la normal, ayudando en las actividades que sean para ellos.

“Uno sí tiene miedo, pero ellos más. Imagínese, no comerán, no tomarán agua. Nada más pienso en lo que deben estar pasando. No quiero ni pensarlo.

“Dicen que nosotros fuimos a interrumpir a la esposa del presidente municipal de Iguala, no es así. A Iguala nunca vamos. No sé por qué dijeron que íbamos para allá”.

Sobre los 43 compañeros normalistas que están desaparecidos asegura que “los padres de familia y nosotros no nos damos por vencidos hasta que nos devuelvan a todos. Siempre andábamos juntos. Echábamos relajo... estamos tristes. Yo estoy seguro de que van a regresar.



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