aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Jornaleros sufren miseria y explotación

Germán Ramos Corresponsal| El Universal
04:25Viernes 26 de julio de 2013
Las manos de los jornaleros intervienen para la pizca desde muy temprano y hasta que la luz del vera

SITUACIÓN. Las manos de los jornaleros intervienen para la pizca desde muy temprano y hasta que la luz del verano lo permite, llenando cajas, cestos, sin protección alguna para su cuerpo, manos o pies. (Foto: JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ / EL UNIVERSAL )

Pizcadores de chile de Los Volcanes, Atenguillo, viven bajo condiciones de insalubridad

GUADALAJARA
estados@eluniversal.com.mx

Sin duda, la tierra es pródiga y aún más con alta tecnología agrícola, que provoca cosechas abundantes. En contraste, las condiciones laborales de los jornaleros son dramáticas, con depauperados niveles de vida, con extenuantes jornadas e ínfimos salarios, con temor por estar constantemente vigilados.

Todo esto ocurre a lo largo de las zonas de cultivo de los municipios de Atenguillo, Mascota, Ameca y Ayutla, al poniente del estado de Jalisco, a menos de dos horas por carretera desde Guadalajara.

En cada parcela se repite la infrahumana situación: improvisadas barracas construidas sobre el lodazal, con materiales de desecho, techos y paredes de plástico negro, sin luz, sin letrinas, sólo con un tanque de gas, donde conviven las familias de los jornaleros que deambulan por la entidad; ahora en la pizca del chile, luego la del tomate, la de las bayas, de champiñones, de arándanos. Todos, cultivos de alto valor para la exportación.

En los pequeños valles de la zona de Los Volcanes, en Atenguillo, la temperatura estable de 20 grados permite las cosechas sobre pedido de chiles jalapeños y serranos, que se logran en abundancia, pues lo permite la alta tecnología de cultivos con hidroponía y maquinaria especial de fertilización y riego, que da la posibilidad de que los chiles sean de un tamaño idéntico.

Las manos de los jornaleros intervienen para la pizca desde muy temprano y hasta que la luz del verano lo permite, llenando cajas, cestos, sin protección alguna para su cuerpo, manos, pies; con salarios mínimos y sin ningún tipo de prestaciones.

Los jornaleros evitaron revelar el monto de su ingreso, si era por jornada o bien por cantidad de producto recolectado.

Testimonio en el silencio

Cuando fueron rescatados por las autoridades, jornaleros indígenas de San Gabriel, al sur del estado, el pasado 12 de junio, informaron que les pagaban dos pesos por cada caja de 25 kilos de jitomate recolectado.

Los jornaleros narraron en aquella ocasión que cuando hacían cuentas con los capataces sólo les pagaban 25, de acuerdo con un testimonio recogido por la Secretaría del Trabajo de Jalisco.

—¿Quién los contrató, quién es el patrón, cuál es su salario? —se pregunta.

Un largo silencio, la mirada distraída en el horizonte y la respuesta:

—Yo no sé quién, sólo vine a este jale y no sé más.

Mientras se busca platicar con los jornaleros en un campo de cultivo de Los Volcanes, algunos reportan por radio portátil la presencia de extraños y piden apoyo, mientras todos se alejan de los visitantes, se resguardan en las casuchas, donde viven bebés, niños y adultos.

—¿Hay trabajadores indígenas?

—Más allá adentro —señalan con un manotazo al horizonte—. Pero vienen y se van, quién sabe de dónde son porque hablan extraño y no se les entiende nada.

Las 50 familias que, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo de Jalisco, fueron rescatadas el pasado 23 de julio en esta zona no están ya en el paraje La Primavera.

Estos jornaleros nunca fueron llevados a albergues privados, como explicó el funcionario, ya que a la llegada de los inspectores, el martes por la mañana y no el viernes pasado —como insistió la dependencia—, las familias decidieron irse y se desconoce su destino.

Tampoco llegaron al DIF de Atenguillo. La dependencia quiso ayudarles con despensas, pero los jornaleros las rechazaron, dijo el organismo.

Las versiones en el ayuntamiento indican que probablemente se fueron tras los adultos varones que fueron contratados en campos agrícolas en Unión de Tula para levantar jitomate, al sur del estado, en la Sierra de Amula, lejos del lugar.

El silencio de los trabajadores

Los jornaleros reciben muchas preguntas, pero no dan ninguna respuesta. Rechazan ver de frente y en ocasiones sólo dicen: “Yo no sé nada…” y se retiran. Esperan la noche para poder dormir hacinados muy cerca del lodo.

Un jornalero con radio se refugia en los cultivos de chile.

—¿Quién es el patrón, a quién venden los chiles?

No responde, sólo ve unos chiles que toma y observa que están pequeños y torcidos.

—Estos no sirven, tienen plaga, todo se echó a perder. Tienen que ser todos así —dice mientras abre su pulgar e índice con un espacio de unos 10 centímetros.

—Para eso está todo eso —y señala las mangueras en el tierra y las máquinas resguardadas bajo la sombra de los árboles.

—Allá arriba hay más trabajadores en sus casuchas. Vayan para allá, pero no van a entender a los indígenas. Quién sabe de dónde son, porque hablan muy cortado. Yo no les entiendo, por eso no sé de dónde son. Pero está difícil llegar, están en sus casitas como estas —explica mientras señala la suya.

—¿Tú de dónde eres? —se le inquiere al jornalero.

—Yo de por acá.

—¿Aquí duermes? —y se le señalan las casuchas de donde se asoma con sigilo una señora embarazada. Tarda en responder:

—Pues sí, no hay más.

—¿Cómo te llamas? —otra vez guarda silencio y se adentra al cultivo.

Cerca de la casucha está tirada una lata vacía de chiles La Costeña.

—Estos chiles —señalamos a los cultivos—, ¿son para esta empresa?

La señora mira el envase y apenas alcanza a decir:

—Parece que sí… son como esos —y su cabeza señala a unos chiles tirados en el surco del campo.

—Que ya vienen —dice otra señora que guarda su radio en la cintura.

El secretario del Trabajo, Eduardo Almaguer, reveló que la empresa que contrató a tres menores en la pizca de chile en Atenguillo podría hacerse acreedora de una multa por 750 mil pesos, pero sólo por la presencia de los niños, ya que aún se investiga.



Ver más @Univ_Estados
comentarios
0