VILLAHERMOSA. Es conducta habitual de los “inspectores” de la Zona Luz del Centro Histórico de esta capital, vejar y robarle a los niños tzotziles vendedulces y boleros, que caen en sus manos, afirman comerciantes establecidos de esta área y que durante años “hemos sido testigos”.

Leonardo Echeverría, propietario de un negocio en la Zona Luz, afirma que en realidad este grupo de empleados del ayuntamiento son “unos bandidos extorsionadores” de los infantes que tienen la necesidad de obtener ingresos con la venta de chicles y golosinas.

El pasado martes, un camarógrafo de una televisora de cable captó el momento en que un menor, originario de San Juan Chamula, fue obligado por un funcionario municipal a tirar al suelo los dulces de su canasta y le robó también cajetillas de cigarros que vendía al menudeo.

Al final, el funcionario se va y deja al infante llorando, en cuclillas y su mercancía en su rededor tirada en el piso.

Los comerciantes de la zona, donde sus calles son para uso peatonal, afirman que el robo y vejación se hizo del dominio público por la casualidad de que fue videograbada y divulgada.

Ayer, la víctima del funcionario municipal, Manuel, de 10 años de edad, y su tía María, se ausentaron de esta zona del centro, por temor a los empleados de la presidencia municipal.

Aunque la alcaldía informó que fue despedido Juan Diego López Jiménez, trabajador adscrito a la Coordinación de la Zona Luz, quien agravió al menor tzotzil, este jueves todavía se presentó a esas oficinas municipales.

Velarán por integridad del menor

La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) informó que solicitaron a las autoridades “medidas cautelares” para garantizar la integridad del menor indígena, estudiante de tercer año de primaria en su natal Romerillo, San Juan Chamula, Chiapas.

“La CEDH ubicó al pequeño y a una de sus tías con quien vive en esta ciudad, y para poder conversar con él se solicitó el apoyo de un traductor, pues no habla el español de manera fluida”.

La CEDH integra “el expediente de queja contra la autoridad responsable y en su oportunidad ofrecerá el resultado de sus investigaciones”, prometió la institución estatal.

De acuerdo con el testimonio de compañeros de calle y oficio de Manuel, el pequeño en este periodo de vacaciones escolares sólo pretendía ganar un poco de dinero para ayudar en su casa con la compra de maíz y frijol, así como su mochila y algunos útiles.

Así lo relatan algunos de sus paisanos, quienes también como Manuel, de 10 años y huérfano de padre, recorren las calles de esta ciudad tabasqueña con sus canastos y cajones ofreciendo dulces, “negocio” de donde obtienen ingresos para su subsistencia.

Leonardo Echeverría, un pequeño empresario de la Zona Luz, sostiene que los inspectores “no realizan ningún trabajo que beneficie a la comunidad, sólo se dedican a extorsionar a este grupo de niños, así como a adultos”.