El enviado especial de la ONU para Libia, Bernardino León, anunció hoy que las conversaciones de paz "se reanudarán en los próximos días" en territorio libio y que estas buscarán, en primer lugar, recuperar la tregua acordada a mediados de enero, que duró pocas horas.

En rueda de prensa en Trípoli tras reunirse con los representantes del Congreso General Nacional -gobierno rebelde no reconocido por la comunidad internacional- León recalcó que, una vez logrado este objetivo, el siguiente paso será la formación de un gabinete transitorio de consenso nacional que restablezca y afiance la seguridad en el país y reinicie la fallida transición política.

"El objetivo es continuar con el diálogo en territorio libio, parar los ataques, discutir bajo los principios de la revolución del 17 de febrero y asentar las bases de la democracia."

"Se ha quebrado una línea y ahora existen esperanzas de superar la crisis con ayuda de Naciones Unidas y la comunidad internacional. Es un día muy importante, un día que será recordado porque envía muchos mensajes", recalcó León, antes de reiterar su preocupación por el continuo deterioro de la seguridad en el país.

Por su parte, Mohamad Amzab, miembro del Congreso General Nacional, indicó que este está muy satisfecho de que la negociación continúe en territorio libio, ya que esa era una de las principales reivindicaciones del gobierno rebelde.

"El encuentro con Bernardino León y su equipo ha sido muy positivo. Se ha intercambiado todo tipo de ideas y opiniones y veremos el inicio del diálogo, una de nuestras exigencias clave", afirmó.

El responsable libio reveló que ya se ha elegido un lugar para que esas conversaciones prosigan, pero se negó a identificarlo "por motivos de seguridad".

Amzab dijo que el presidente del Congreso General Nacional, Nuri abu Sahmain, entregó a León una carta dirigida al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y a la presidencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la que esa entidad muestra su disposición a preparar una mapa que sirva para trazar una nueva transición y a hacer lo posible para mantener en vigor el alto el fuego.

Libia está inmersa en el caos y el conflicto desde que en octubre de 2011 la OTAN apoyó con bombardeos aéreos a los rebeldes y contribuyó a derrocar el régimen dictatorial de Muamar al Gadafi.

Desde entonces, este país está dividido, con un Gobierno rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Toubruk, que luchan por el control de la política y de los recursos naturales -en particular el crudo- apoyados por seguidores del antiguo régimen, milicias islamistas y nacionalistas, líderes tribales y señores de la guerra que trafican con armas, personas y drogas.

kpj