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José Vales Desde el Cono Sur

José Vales / Corresponsal| El Universal
06:45Buenos Aires | Lunes 23 de marzo de 2015
Hagan juego

"Hagan juego señores". La orden del "croupier", el que coordina la mesa de ruleta en cualquier casino del planeta, ya fue lanzada en términos electorales en la Argentina kirchnerista. Con un "muerto" en las alforjas, el fiscal Alberto Nisman, la política argentina ya hace sus apuestas para las elecciones presidenciales, que arrancarán en Agosto con las primarias y concluirán en octubre con las generales, siempre que todo se defina sin necesidad de segunda vuelta.

Mientras la presidenta, Cristina Kirchner juega al gato y al ratón con sus candidatos, el gobernador Daniel Scioli y su ministro de Transportes, Florencio Randazzo, para saber quién juega con las fichas del oficialismo, en el que apuesta más fuerte es el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quien acaba de sumar al radicalismo a sus filas. Esa fue una jugada que lejos de amargar a la presidenta, como creyeron algunos analistas, la dejó más feliz que la noticia de que volverá a ser abuela. Históricamente un partido de centro o de centroizquierda, según las épocas, el radicalismo quedó ahora pegado a una derecha que busca su lugar en el mundo de la mano de Macri. Esto le permitirá a la viuda de Kirchner seguir reteniendo cierto look progresista, aunque los acuerdos con el macrismo de los últimos tiempos, el haberle entregado la estructura de inteligencia a un personaje como el general César Milani -quien no logra quitarse las manchas de sangre del uniforme desde los tiempos de Jorge Rafael Videla-, hace rato que le descorren el maquillaje.

Pero nada deja al desnudo al kirchnerismo más que las empresas hoteleras de la familia, y los negocios que son investigados junto al empresario estrella de estos 12 años, Lázaro Báez y la multiplicación de máquinas de juego y casinos que regentea el otro amigo de la familia, Cristóbal López.

Dueño del 80 % de la industria de los juegos de azar en el país, es el ejemplo más cabal "del crecimiento de los industriales" en la era de los Kirchner. Según dos informes del periódico La Nación, López está a punto de quedarse ahora con las salas de Bingo de la ciudad de Buenos Aires y acaba de comprar la productora que monopoliza la imagen de la

presidenta y la transmisión de los partidos de fútbol. Eso después de hacerse con una serie de emisoras de radio y televisión para fortificar su estructura empresarial y defenderse de lo que pueda pasar.

"López es tan Kirchner como Báez", suelen decir en Santa Cruz, el feudo que los vio nacer a los tres, desde hace más de 20 años. Pero fue López es que ya alcanzó acuerdos con Macri, para lograr que la salas del casino flotante de Buenos Aires pasasen a la órbita nacional y para la ampliación de salas y máquinas y el que ahora avanza para quedarse con las apuestas futbolísticas. Para esto necesita primero controlar la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), donde espera ayudar a desembarcar a Marcelo Tinelli, a quien le compró un porcentaje de su productora y ahora, en tanto presidente del San Lorenzo, le gustaría verlo como presidente de la AFA. Nada imposible, con  una orden de la presidenta sobre Aníbal Fernández, actual jefe de Gabinete y presidente del Club Quilmes, también con representación en la casa máxima del fútbol.

Es por eso que aquellos que ya comienzan a esperanzarse con un cambio en el caso de que  Macri u otro opositor llegue a la Casa Rosada, tras los comicios, deberían ya ahorrarse la frustración. El kirchenrismo, en una hipótesis de máxima, pasará a la oposición con una alta cuota de poder y capacidad de negociación con su sucesor, que las transformaciones de fondo que necesita el país no podrán ver la luz.

La etapa que viene será de ajuste y nada mejor que un apellido surgido en la derecha ideológica del país y que cobró notoriedad pública durante el menemismo, para llevarlo a cabo. De allí podría comenzar a explicar el fenómeno Macri, la versión criolla de Silvio Berlusconi, empresario, mandamás de un equipo de fútbol (el Boca Juniors durante los 90) y un vertiginoso ascenso en la política de su país.

Un candidato que ya llegó a acuerdos de fondos con la presidenta, de la misma forma que su padre, el empresario Franco Macri, había alcanzado con Néstor Kirchner, para quedarse con la licitación del ferrocarril Belgrano Cargas, después de haber fracasado cuando controló el Correo Argentino, que había obtenido por la privatización en los años de Carlos Menem (1990-1999).

En la ruleta política argentina, todos juegan, Algunos más fuerte como los Kirchner o Macri, pero en esa mesa el "Croupier" parece tener nombre y apellido. Se llama Cristóbal López y ya sabe lo que tiene que hacer.

 



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