J. Jaime Hernández Agenda Washington
Tras una de las más importantes muestras de rechazo contra el islamismo extremista en Francia, las críticas al presidente Barack Obama no dejan de llover. ¿Porqué no estuvo al lado de los más de 40 jefes de Estado en la marcha que avanzó sobre el Boulevard Voltaire de París?
Las críticas, por supuesto, llegan desde distintos frentes. Pero, sobre todo, desde las filas del partido republicano donde la crítica hacia Barack Obama siempre ha sido como un acto de fé.
Llama la atención, sin embargo, que las críticas resalten la ausencia del presidente de Estados Unidos en un acto sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Y, al margen de los motivos y del interés por criticar a Obama, lo cierto es que no deja de ser llamativa su no asistencia a un acto que otros como el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, si supieron aprovechar para colocarse a la cabeza del movimiento contra el terrorismo del Estado Islámico.
¿El presidente Obama decidió que era necesario ceder todo el protagonismo a los líderes europeos?. ¿Sus servicios secretos consideraron que su sola aparición al frente de la marcha se convertiría en una pesadilla y en un riesgo innecesario?.
En cualquier caso, tras la sed de protagonismo de algunos líderes, como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien supo capitalizar el evento y presentarse a sí mismo como un salvador de la comunidad judía en París, vale la pena preguntarse si acaso la asistencia de Obama a la marcha en París era realmente necesaria.
En lo personal, creo que aunque no hubiera estado mal que Obama se mostrara con los líderes de la Unión Europea en un sólo frente, me queda claro que la colaboración incondicional de Estados Unidos en la eliminación de los terroristas que atentaron contra los periodistas de la revista Charlie Hebdo y en la destrucción de la célula que fraguó sus planes desde Yemen y Siria, ha sido más importante que la asistencia del presidente de Estados Unidos a la marcha.
Además, habría que tomar en cuenta que en París se encontraba el Procurador General de Justicia, Eric Holder, quien participó en una cumbre antiterrorista al lado de los máximos responsables de seguridad de la zona euro.
En este contexto, valdría la pena preguntarse si acaso la marcha del pasado domingo, sin dejar de ser importante, ha dejado al descubierto más de un agravio comparativo. Pienso por ejemplo en los más de dos mil muertos que dejó la ofensiva militar de Israel en los territorios ocupados de Gaza el año pasado.
En ese caso, aunque la sociedad civil francesa decidió repudiar la ofensiva israelí y el elevado costo en vidas humanas, ningún líder europeo se atrevió a manifestarse en contra.
En cualquier caso, el hecho de que el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, haya decidido viajar desde la India hasta Francia para realizar una visita los próximos jueves y viernes, demuestra que desde Washington se han dado cuenta de un traspiés político y diplomático que tocará a Kerry resarcir.
Así, mientras Kerry se encarga de disipar las dudas sobre la unidad de acción política desde el otro lado del Atlántico, al presidente Obama le tocará lidiar con un Congreso dominado por los republicanos que se dispone a lanzar la primera ofensiva contra la Casa Blanca.
La esperada batalla entre los republicanos y el presidente Obama arrancará desde varios frentes. Entre ellos, la batalla contra las órdenes ejecutivas que podrían beneficiar hasta 5 millones de inmigrantes indocumentados, una medida que le ha valido al presidente un aumento de su popularidad (10%) entre la comunidad hispana, según el sondeo realizado por The Wall Street Journal.
Como era de esperar, el presidente Obama podría echar mano de su poder de veto, ante el inicio de una encarnizada batalla en donde la ofensiva de los republicanos y la firmeza de la Casa Blanca nos ofrecerán un espectáculo de iniciativas de ley y vetos presidenciales en los dos últimos años de la era Obama.