En un acto sobrio y sencillo, frío en ocasiones y muy protocolario Felipe VI de Borbón se convirtió en el nuevo rey de España tras jurar su cargo en el Congreso de los Diputados y ante las Cortes Generales como marca la Constitución de 1979. Y lo hizo con un discurso de proclamación en el que, consciente de la crisis institucional que vive la Corona, prometió "una monarquía renovada para un tiempo nuevo", apostó por la "unidad y no la uniformidad de España" y tuvo unas palabras de gratitud hacia sus padres Juan Carlos y Sofía.

El nuevo rey de España comenzó la jornada a las 9.30 de la mañana con un acto celebrado en el Palacio de la Zarzuela, residencia de los reyes. Allí su padre, que decidió no acudir al Congreso para no restarle protagonismo a su hijo, le impuso sobre el uniforme militar la faja de capitán general de las Fuerzas Armadas pasándole así el testigo de jefe supremo de los Ejércitos, condición inherente al cargo de rey, tal y como establece el artículo 62 de la Constitución.

Minutos después el nuevo rey y su esposa Letizia partían escoltados por la Guardia Real en un Rolls Royce que adquirió el dictador Francisco Franco en 1948 por las calles adornadas con banderas españolas pero casi vacías de Madrid. Detrás y en otro vehículo por motivos de seguridad, viajaban sus hijas: Leonor, que a sus 8 años se ha convertido en princesa de Asturias y heredera al trono, y la infanta Sofía de 6 años. Todos hicieron el mismo recorrido que el día de la boda de los entonces príncipes de Asturias celebrada hace diez años pero con mucha menos afluencia de público. De hecho algunos tramos de la Gran Vía, la calle que inauguró en 1919 el abuelo de Felipe VI, Alfonso XIII, aparecían engalanadas pero sin apenas público igual que la plaza de Callao -donde una pantalla gigante retransmitía la ceremonia-, la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo, donde se encuentra el edificio del Congreso de los Diputados justo enfrente de la Embajada de México en Madrid.

Allí y después de saludar al presidente del gobierno, el conservador Mariano Rajoy (Partido Popular, PP), y junto a su mujer y a sus hijas, quienes lucían el mismo vestido pero de distinto color, escucharon el himno nacional. Y luego todos juntos entraron al edificio por la famosa Puerta de los Leones entre gritos de "Felipe, Felipe", de los pocos ciudadanos que se habían congregado para saludarlos.

Tras el discurso de Jesús Posada presidente del Congreso de los Diputados y en presencia de los miembros del gobierno, los presidentes de las 17 comunidades autónomas y de numerosos invitados como la reina Sofía, la infanta Elena, el abuelo taxista de 96 años de Letizia, Francisco Rocasolano, y su abuela materna Menchu, periodista de profesión, y con la ausencia de la infanta Cristina, apartada de la familia real tras la imputación de su marido Iñaki Urdangarin, Felipe VI juraba el cargo conforme al articulo 61 de la Constitución ante la corona y el cetro. Tras la proclamación y las vivas al rey y a España, los reyes se besaban en la mejilla por primera vez y luego sonaba el himno nacional.

"Inicio mi reinado con una profunda emoción por el honor que supone asumir la Corona, consciente de la responsabilidad que comporta y con la mayor esperanza en el futuro de España" comenzaba emocionado. "Una gran nación a la que quiero a la respeto y a la que admiro", añadía. Luego rendía homenaje de gratitud y respeto a su padre "que abrió camino hacia la democracia", dijo, y a su madre. "Juntos desde hace más de 50 años se han entregado a España".

A continuación se refirió a sus funciones, dijo que su deber es ser "símbolo de la unidad y permanencia del Estado, asumir su más alta representación y arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones. Colaborar con el gobierno de la nación y respetar la independencia del poder judicial". También subrayó la necesidad de que la Corona "busque la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente". Y dijo que encarna "una monarquía renovada para un tiempo nuevo".

Al acabar su discurso hubo vivas al rey y aplausos de todos los asistentes menos del presidente autonómico vasco Iñigo Urkullu y el catalán Artur Mas.

Terminada la ceremonia los reyes salieron del hemiciclo y se trasladaron en un Rolls Royce descapotable, tal y como deseaba el nuevo rey pese a que eso complicaba las medidas de seguridad, al Palacio Real. El rey de pie saludando, la reina sentada para no restarle protagonismo. Las calles del centro de Madrid engalanadas, pese al intenso calor se habían ido llenando de gente con banderas españolas para ver pasar a los nuevos reyes. Todo en un ambiente festivo pero no exento de incidentes en algunas calles aledañas donde cinco jóvenes fueron detenidos y esposados sólo por gritar "Viva la República" y ondear banderas republicanas.

A su llegada al Palacio Real donde miles de personas se habían congregado para verles salir al balcón, la nueva familia real al completo: los reyes y las dos infantas, saludaron emocionados a los ciudadanos antes de ofrecer una recepción en el Salón del Trono a más de 2 mil invitados representantes del mundo de la política, la cultura, la economía, el cine y el deporte.