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Ana Anabitarte Desde Europa

Ana Anabitarte Corresponsal| El Universal
06:00Lunes 08 de septiembre de 2014
El próximo 18 de septiembre la UE podría tener un problema todavía mayor si los ciudadanos escoceses deciden votar a favor de la independencia del Reino Unido en el referéndum que se va a celebrar

Hoy en día los líderes de los 28 países que conforman la Unión Europea (UE) afrontan muchos problemas. El principal, la crisis económica que sufren la mayoría de los países del viejo continente y que parece no tener fin, pero también el enfrentamiento entre Ucrania y la Rusia de Vladimir Putin (quien quiere crear un estado independiente en el este de Ucrania), y las avalanchas de inmigrantes que cada día tratan de alcanzar las costas europeas huyendo de la pobreza, del hambre y de la guerra y en busca de un futuro mejor. Sin embargo, el próximo 18 de septiembre la UE podría tener un problema todavía mayor si los ciudadanos escoceses deciden votar a favor de la independencia del Reino Unido en el referéndum que se va a celebrar.

"Should Scotland be an independent country?". Es decir, ¿debería ser Escocia un país independiente?. Esa es la única pregunta que se les hará a todos los hombres y mujeres mayores de 16 años que actualmente vivan en Escocia y que estén registradas en el censo electoral, siempre y cuando sean ciudadanos británicos, de la Unión Europea o de la Commonwealth. Unos 4 millones 300 mil en total. Y por lo que parece y para temor de los mandatarios, quienes estos días andan enfrascados en repartirse los cargos de la UE tras las últimas elecciones al Parlamento europeo, el resultado es muy incierto.

Hace 40 años la independencia de Escocia, que se fusionó con Inglaterra el 16 de enero de 1707 dando origen al Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda y que en la actualidad conforma junto a Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra el Reino Unido, era muy remota. La mayoría de los escoceses eran fieles y aunque había un descontento en algunos ciudadanos, éste era ocasional. En los años 70 el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo y de gas en el Mar del Norte frente a las costas de Escocia cambió la mentalidad de algunos. Pensaron que una Escocia independiente sería viable económicamente hablando y fueron muchos los que defendieron esa opción. También los sucesivos gobiernos conservadores de Margaret Thatcher (1979-1990), tuvieron mucho que ver en este cambio de opinión. La Dama de Hierro aprobó el fin de las subvenciones a las industrias obsoletas escocesas, redujo los programas sociales de ayuda, privatizó el 20 por ciento de las empresas públicas, redujo el poder de los sindicatos y acabó con el estado de bienestar, lo que aumentó este afán independentista. Los escoceses se sintieron maltratados y pensaron que Escocia había sido abandonada a su suerte, que las políticas de recortes del gobierno británico eran responsables del aumento del desempleo, de la desaparición de los servicios públicos y del incremento de la pobreza. Así que en mayo de 2011 el Partido Nacional Escocés (SNP, Scottish National Party), liderado por el independentista Alex Salmond, lograba la mayoría en las elecciones al Parlamento escocés: 69 de 129 escaños.

Ante este afán independentista el primer ministro británico, el conservador David Cameron, hace unos años permitió un referéndum en Escocia pensando que ganaría el "No" y que él se convertiría en el hombre que puso el punto y final a un asunto que lleva demasiado tiempo sobre la mesa. Sin embargo, ayer domingo el diario The Sunday Times por primera vez publicaba una encuesta que daba una victoria del "Si" del 51 por ciento frente al 49 por ciento del "No". Así que hoy en el viejo continente cunde el nerviosismo ante la posibilidad de que gane el "Si" con las consecuencias económicas y políticas que ello tendría en el seno de la UE. Y por supuesto quien más nervioso está es el propio Cameron, que tiene casi tantos enemigos dentro de su partido como fuera, ya que de ganar el "Si" pasaría a la historia como el artífice de la separación en lugar del de la unión con las consecuencias que ello tendría para su partido de cara a las elecciones del año que viene.

Pero dejando a Cameron, una victoria del "Si" provocaría un hecho sin precedentes en el seno de la UE. Hasta el momento se ha acordado que se abriría un proceso de negociación entre el gobierno escocés y el británico para que la independencia sea efectiva. Pero no hay una hoja de ruta y sí muchas preguntas en el aire. La independencia situaría a Escocia fuera de muchos organismos internacionales como la ONU y la OTAN. Pero también de la Unión Europea. Y para volver a entrar necesitaría la autorización de los 28 miembros que la conforman. ¿Cuantos tiempo tardaría en volver a ingresar? ¿Autorizaría el Reino Unido su ingreso? ¿Animaría su independencia a que otros lugares donde existen tensiones territoriales como Catalunya, (España) sigan sus pasos?, ¿seguirían usando los escoceses la libra inglesa?, ¿quedarían fuera del Banco de Inglaterra?, ¿qué pasaría con la base naval nuclear situada en Escocia?, ¿a dónde irían las armas nucleares?, ¿cómo se gestionaría el petróleo?

Por lo pronto y ante el temor a una Escocia independiente, hoy lunes la libra se desplomaba y alcanzaba su nivel más bajo de los últimos 10 meses. Cameron y el resto de líderes europeos tienen apenas 10 días para dar la vuelta a las encuestas y evitar lo que ellos consideran sería una catástrofe para el futuro de la Unión. Y lo que sin lugar a dudas provocaría un auténtico terremoto político y económico.

jram



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