Ana Anabitarte Desde Europa
Con Alemania en desaceleración, Francia estancada e Italia en recesión, la Unión Europea comienza hoy una nueva etapa con nuevas caras al frente de las instituciones que la conforman. Una de esas caras es la del primer ministro polaco, el conservador" Donald Tusk, fiel aliado de la todopoderosa canciller alemana Angela Merkel, que será el nuevo presidente del Consejo Europeo en sustitución del belga Herman Van Rompuy. Y otra será la de la ministra italiana de Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, que será la nueva jefa de la diplomacia europea en sustitución de la tan criticada y para muchos inepta, la británica Catherine Ashton.
Ambos fueron elegidos en la noche del sábado y serán junto con el luxemburgués Jean-Claude Juncker, futuro presidente de la Comisión Europea, los que decidirán el futuro de la UE, el rumbo que tomará la institución tanto en lo económico como en lo político, y el papel que desempeñará en la esfera internacional en uno de los momentos más difíciles de su historia, en medio de una crisis económica, de liderazgo y de ideas, y después de que la mil veces anunciada recuperación no llega tras 7 años de vacas flacas.
La elección de los tres ha sido muy pensada. Juncker es un veterano de influencia alemana (norte de Europa); Tusk procede de un país emergente situado en Europa del Este, Polonia, que ingresó a la UE hace ahora diez años; y Mogherini es socialista (los otros dos son conservadores), joven, mujer y de Italia (sur de Europa).
Ellos tres tendrán la difícil misión de unir todas las voces en una sola voz. Y sobre todo, de restar protagonismo a Merkel y convencerle de que sus políticas de austeridad impuestas en el viejo continente y por ello cada vez más odiada en países como España, Grecia, Italia y Portugal, no sirven. Para ello contarán con el apoyo del socialista francés, Francois Hollande, cada vez menos popular en Francia, y del italiano Metteo Renzi, quienes están convencidos de que hay que buscar nuevas fórmulas para salir de la crisis.
Aunque sin duda el reto más inminente de estos líderes es el de lidiar con el desafío del presidente ruso Vladimir Putin, de crear un estado independiente en el este de Ucrania como ocurrió en Georgia en el 2008. El nombramiento de Tusk, un hombre que no habla inglés ni francés (lenguas oficiales de la UE) y cuyo país no pertenece a la Eurozona (no utiliza el euro) es una clara advertencia al presidente ruso Vladimir Putin de que la UE no va a tolerar que siga violando la integridad de Ucrania. Tusk es un claro "anti Putin". De hecho es el gobernante de la Unión Europea más crítico con Putin. Así que hará todo lo posible porque la UE apruebe más sanciones económicas contra Rusia. Veremos si lo consigue.
Y es que todos los países de la UE son conscientes de que es inaceptable la incursión de tropas rusas en suelo ucraniano, y todos temen que se produzca una guerra (hasta el momento y desde abril 2 mil 600 personas han muertos y 200 mil se han visto obligadas a abandonar sus casas según cifras de la ONU). Sin embargo, a casi todos les cuesta traducir su indignación en medidas concretas y muchos se muestran recelosos a la hora de aprobarlas. Hasta ahora se han aprobado sanciones económicas con cuentagotas como que bancos rusos no reciban financiación europea y la restricción de importaciones y exportaciones de determinados productos a Rusia. A lo que Putin ha respondido vetando productos alimenticios, agrícolas y ganadores europeos (en total se perderán 5 mil millones de euros), poniendo los pelos de punta a algunos países como España.
Pero poner fin al enfrentamiento entre Rusia y Ucrania no será el único reto de este nuevo triunvirato. Junker, Tusk y Mogherini deberán enfrentar el referéndum que en dos semanas se celebrará en Escocia sobre su pertenencia al Reino Unido, y que en caso de ganar el "si" provocará un terremoto en el seno de la UE y en otras zonas como Cataluña (este de España) que también abogan por su independencia. Y más a largo plazo en el 2007 el Reino Unido de David Cameron celebrará un referéndum esta vez sobre su pertenencia a la UE, y en caso de ganar el "si" provocará un terremoto todavía mayor al anterior. Pero sobre todo los tres políticos tendrán que enfrentar la grave crisis económica que vive la UE, con una Eurozona (la de los 18 países que utilizan el euro como moneda) que en el segundo trimestre del año ha tenido un crecimiento cero del PIB del 0%, y con Alemania (locomotora de la UE), Francia e Italia en tasas negativas; con tasas de desempleo por encima del 26 por ciento en algunos países; y con millones de ciudadanos sumidos en la pobreza. Habrá que esperar para ver si además de los directores de orquesta también cambia la música en el viejo continente.