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Ana Anabitarte Desde Europa

Ana Anabitarte/Corresponsal| El Universal
07:25Madrid | Lunes 21 de julio de 2014
Trágica semana en este lado del Océano tras el derribo del avión comercial malaisio en Ucrania

Trágica semana en este lado del Océano tras el derribo del avión comercial malaisio en Ucrania, que ha provocado la muerte de casi 300 personas; y un fin de semana sangriento en la Franja de Gaza (un pequeño territorio de 360 kilómetros donde viven hacinados casi un millón y medio de palestinos de los que el 39 por ciento son pobres) donde el enfrentamiento entre palestinos e israelíes se cobró la muerte de 500 palestinos, entre ellos decenas de mujeres y niños.

Hoy llegan a la localidad de Grabovo, en la región ucraniana de Donetsk, una zona del este del país que está controlada por los separatistas prorrusos y en la que se cayó el avión, un grupo de expertos médicos malaisios y holandeses (Australia, Holanda y Malasia son los países con mayor número de muertos en la tragedia aérea). Y serán ellos los encargados de ayudar en las labores de identificación de los cadáveres. También en las próximas horas llegarán a la zona siniestrada expertos de Europol y de Interpol para que les ayuden en la identificación de los cuerpos. Además, en los próximos días se espera que observadores internacionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a quienes el viernes rebeldes prorrusos prohibieron el paso, puedan por fin acceder a la zona.

Tras el derribo el pasado jueves del avión de Malaysia Airlines con 298 personas a bordo por varios misiles tierra-aire que todavía no se sabe quien lanzó, la llamada Zona Cero se ha convertido en un completo caos. Allí ya se han recuperado unos 251 cadáveres pero desde hace varios días permanecen apiñados en los vagones de un tren refrigerado, mientras fragmentos de otros 83 cuerpos aún están esparcidos por los alrededores en un radio de 35 kilómetros. La escena es dantesca. Los cuerpos permanecieron durante tres días esparcidos en el suelo bajo temperaturas superiores a los 30 grados, mientras separatistas prorrusos les robaron dinero, objetos y joyas e incluso hasta las tarjetas de crédito sin que las autoridades ucranianas pudieran hacer nada. Y ahora se encuentran en un tren refrigerado para evitar su descomposición a la espera de que sean llevados todavía no se sabe a dónde y siempre y cuando los rebeldes prorrusos permitan su traslado.

Este martes los ministros de Asuntos Exteriores de los 28 países que conforman la Unión Europea (UE) se reúnen una vez más para decidir qué medidas tomar. La clave está en lo que acuerden Alemania, Francia y Reino Unido quienes hasta ahora se han mostrado reticentes a aumentar las sanciones contra Moscú pese a la presión estadounidense.

Alemania, con su todopoderosa canciller Angela Merkel a la cabeza, no es partidaria de tomar medidas drásticas contra Rusia ya que el 80 por ciento del gas que se consume procede de Rusia y pasa por Ucrania. La Francia del socialista Francois Hollande, tampoco quiere enemistarse con la Rusia de Valdimir Putin con quien tiene un fuerte intercambio comercial (le acaba de vender varias fragatas que le entregará en el próximo otoño) al igual que el primer ministro británico David Cameron, consciente de que la City londinsense recibe importantes flujos de capital ruso.

Por eso aunque el siniestro del Boeing de Malaysian Airlines ha endurecido las críticas de todos ellos hacia Putin, a quien incluso han acusado de obstaculizar la investigación y han amenazado veladamente si no permite el acceso "total y libre" a la zona de la catástrofe para que los investigadores puedan cumplir su misión, seguramente se limitarán a aumentar las sanciones comerciales o a aumentar la lista de personas que no puedan acceder a la UE. Pero nada más.

Y todo ello mientras las acusaciones y las amenazas de unos y de otros han ido y seguirán subiendo de tono. Y mientras Ucrania dice que la autoría del atentado fue Rusia. Rusia acusa a Ucrania. Estados Unidos asegura que el misil que derribó el avión fue transferido desde Rusia. La Unión Europea pide que se abra una investigación. Malasia reclama que se proteja la integridad de la zona. Y el gobierno de Holanda, país que está conmocionado puesto que 193 víctimas eran holandesas, en una actitud prudente no ha querido opinar sobre los autores de la matanza hasta tener todos los elementos sobre la mesa. Algo que no ha gustado mucho a los partidos de la oposición quienes exigen que se apunte a Rusia como la culpable.

Este miércoles está previsto que se celebre un pleno extraordinario en el que el primer ministro holandés, el liberal Mark Rutte, deberá informar sobre lo ocurrido y sobre las acciones de su gobierno para lograr la repatriación de los cuerpos. Rutte también se reunirá este lunes con las familias de los fallecidos que además serán recibidos en privado por los reyes Guillermo y Máxima. Todos ellos, conmocionados con lo ocurrido, quieren saber qué pasó, pero sobre todo desean tener a sus familiares de vuelta para poder llorarles en paz. Ojalá lo consigan.

 



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