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Ana Anabitarte Desde Europa

Ana Anabitarte/ Corresponsal| El Universal
07:09Madrid, España | Lunes 21 de octubre de 2013
Una semana de protestas de un curso escolar que acaba de empezar es lo que le espera al presidente Rajoy que acaba de regresar de Panamá de la Cumbre Iberoamericana

Miles de personas se han manifestado este fin de semana en Italia, España y en Portugal contra la precariedad laboral, los recortes, las subidas de impuestos, las bajadas de salarios, el copago farmaceútico y la reforma de las pensiones, y muchas más se van a manifestar esta semana en España en contra de la reforma educativa aprobada por el gobierno que preside el conservador Mariano Rajoy (Partido Popular, PP), que nace sin consenso y sin la aprobación de padres, alumnos y profesores.

Una semana de protestas de un curso escolar que acaba de empezar es lo que le espera al presidente Rajoy que acaba de regresar de Panamá de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que más bien ha sido una cumbre sin jefes de Estado, ya que han faltado 12 de un total de 22. Unos por motivos de salud, como la del rey Juan Carlos, la de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirschner y la del mandatario uruguayo, José Múgica; y otros por desinterés como Evo Morales de Bolivia, Nicolás Maduro de Venezuela, Raúl Castro de Cuba, Daniel Ortega de Nicaragua, Rafael Correa de Ecuador, Dilma Rousseff de Brasil, Sebastián Piñeira de Chile, Ollanta Humala de Perú y Otto Pérez Molina de Guatemala.

Así que Rajoy vuelve a un país en el que desde el martes hasta el jueves habrá movilizaciones en todas las ciudades y que acabará con una huelga general de alumnos de Secundaria y universitarios, profesores y padres de alumnos. Será la primera semana de un otoño que se avecina caliente.

Y es que la Ley Wert, llamada así en honor al ministro de Educación José Ignacio Wert, ha indignado a la población porque entre otras medidas establece un 10 por ciento más de alumnos por aula masificando los colegios y universidades públicas, aumenta las horas de clase de Religión y convierte la materia en evaluable, elimina la inmersión linguística que llevaba 30 años en marcha en algunas comunidades autónomas, otorga al gobierno la potestad para determinar los contenidos de algunas materias, obliga a los alumnos a elegir la modalidad de Bachillerato antes, elimina la selectividad (examen previo a la universidad) y serán las universidades las que elijan a sus alumnos, permite a los centros discriminar por sexos, otorga al Ministerio de Educación la potestad de elegir a los directores de los colegios frente al claustro de profesores y serán ellos quienes podrán contratar a los profesores que quieran sin que éstos tengan que hacer oposición.

Pero Rajoy no es el único que se enfrenta a una semana complicada. En Francia el presidente Francois Hollande no atraviesa sus mejores momentos sino todo lo contrario desde que se conociera el caso de Leonarda Dibrani, una adolescente de origen gitano que fue detenida en un autobús escolar y deportada a Kosovo. Su expulsión ha provocado estos días una de las mayores crisis internas de la izquierda francesa desde que volvió al poder de la mano del socialista Francois Hollande en el 2012. Y no sólo le ha reportado muchas críticas en su país sino que según las encuestas, el índice de aprobación a su gestión por parte de los ciudadanos ha llegado a un mínimo histórico.

Tras reconocer en una comparecencia en televisión que en la expulsión de Leonarda la policía había actuado conforme a la normativa en vigor (la familia, de raza gitana, se encontraba en situación irregular desde hacía años) pero que le había faltado tacto, Hollande recogió velas y le ofreció la posibilidad de volver a Francia a finalizar sus estudios, pero sólo si lo hacía sola. Un ofrecimiento que provocó que le llovieran las críticas de los partidos de izquierda que le acusaron de ser "inhumano" y de actuar con "crueldad extrema"; de asociaciones de derechos humanos y de muchos ciudadanos, especialmente los más jóvenes que no han cesado de manifestarse desde que estalló la polémica.

¿Cómo una niña de quince años va a volver sola a Francia y dejar a sus padres y a sus cinco hermanos (quienes estaban escolarizados en Francia desde hacía cuatro años) en Kosovo donde fueron deportados hace unos días tras cinco años viviendo al noreste de Francia sin tener sus papeles en regla? ¿Cómo va a elegir una niña de 15 años entre su familia y Francia?, han sido las preguntas que unos y otros le han lanzado. Por lo pronto ella ya ha dicho que elige a su familia, y su familia ya ha anunciado que volverá a Francia aunque sea de manera ilegal. Y mientras el escándalo continúa, esta semana están previstas varias manifestaciones de estudiantes en apoyo a la familia de Leonarda, que ayer fue golpeada en una ciudad de Kosovo donde están residiendo de manera temporal. Ahora la pelota está sobre el tejado de Hollande que deberá decidir si sigue adelante con la expulsión o si les deja volver.

Y mientras unos y otros lidian con sus problemas internos, en Alemania la todopoderosa canciller Angela Merkel, es la única que triunfa en un continente sumido en una grave crisis económica. Este miércoles comienzan de manera oficial sus negociaciones con el Partido Socialdemócrata para formar gobierno tras su rotunda victoria en las elecciones en septiembre pasado al frente de su partido la Unión Democrática Cristiana (CDU). Unos comicios en los que obtuvo el mejor resultado desde 1957 (un 8 por ciento más que en el 2009 y rozando la mayoría absoluta) y que le van a llevar a formar la tercera gran coalición de la historia alemana que gobernará hasta 2017.

En las negociaciones la canciller seguramente cederá en aprobar un salario mínimo interprofesional de 8,5 euros la hora, en llevar a cabo mejoras en las pensiones más bajas, inversiones en educación e infraestructuras y en la introducción de un impuesto a las transacciones financieras a cambio de lograr el apoyo de los socialdemócratas a cambio del apoyo a Merkel. Y así obtendrá para apoyar sus decisiones cuatro de cada cinco votos que se emitan en la Cámara baja o Bundestag. O lo que es lo mismo, disfrutará de una capacidad de maniobra en su país sin precedentes que incluso le podría servir para cambiar el proceso de integración europea con el apoyo de sus nuevos socios de gobierno. Tiembla Europa.



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