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El uso de estas aeronaves no tripuladas ya es una tendencia en turismo. Cada vez es más frecuente observar viajeros volando su "juguetito" para obtener una mirada diferente de su destino favorito. Pero, ¿en realidad saben dónde sí y dónde no está permitido su uso?

"Los policías me cobraron 200 pesos por volarlo sobre el Ángel de la Independencia. En Teotihuacán, ni cuenta se dieron de que traía un drone". Cristian Qhuevik Aguilar, director de la fábrica de drones especializados Smart Drone, dice que en México no existe una regulación como tal para el uso de drones por turistas. Sin embargo, existen reglas de Aeronáutica Civil que se deben acatar: tener conocimientos básicos de piloto o estar certificado por la empresa proveedora del dispositivo como apto para operar una aeronave no tripulada y no volarlo sobre personas, concentraciones de masas y avenidas principales. 

Los riesgos de no respetar estas normas podrían ocasionar al turista un problema grave. Si el dispositivo no es bien operado podría desplomarse y causar lesiones a personas o dañar monumentos y propiedades privadas. Ejemplo: una hélice de un drone es capaz de mutilar dedos.

"Usar el sentido común es el que ayuda para saber dónde sí está permitido volar un drone", dice Luis Miguel Aguilar Aceves, encargado de difusión en la Comisión de Filmaciones de la Ciudad de México. "Mientras no se altere el orden público o se dañe alguna estructura, el turista puede utilizar su aparato donde sea".

Foto: Archivo El Universal

En cuanto a zonas arqueológicas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó a EL UNIVERSAL que todo turista tiene prohibido el uso de drones, pero que hasta el momento no existe sanción alguna si se llega a dañar una estructura con estos dispositivos.

En la calle "recomiendo que antes de volarlos se informe a algún policía; la mayoría accede a brindarte apoyo, despejando un poco el área para evitar accidentes. También debes ser un usuario responsable, no está por demás equipar la aeronave con un paracaídas", dice Qhuevik.

Ni lo intentes
Los drones no son gratos para algunos destinos. Estados Unidos ha prohibido su uso en todos sus Parques Nacionales con el fin de proteger la vida silvestre y a todo individuo que esté en la zona.

En España hay que contar con una licencia que se obtiene mediante un curso, además de la autorización de la Subdelegación del Gobierno para sobrevolarlo en una urbe. Caso similar sucede con Francia, quien permite su uso en campos y zonas urbanas siempre y cuando estén a la vista y no superen los 150 metros de altitud.

Chile se ha convertido en el primer país de América en presentar una normativa para el uso de drones. Se deberá tramitar un permiso ante la Dirección General Aeronáutica Civil, registrar el dispositivo (con un peso menor a seis kilos), estar certificado como operador, firmar una declaración de responsabilidad social y no volar el aparato a una altura mayor de 130 metros ni a más de 500 metros de distancia del operador.



SMGH