Investigadores de INAH y UNAM dialogan sobre Ayotzinapa
PRESENTES. El encuentro contó con la asistencia de algunos padres de familia de los alumnos desaparecidos y estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos. (Foto: Abida Ventura )
El arraigo de la violencia y la impunidad que se ha dado a lo largo de la historia en Guerrero, estado donde actualmente prevalece un clima de inseguridad y violencia, fue analizado hoy por historiadores y antropólogos sociales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la UNAM.
En una mesa de reflexión, impulsada por la Coordinación Nacional de Antropología y el Grupo Multidisciplinario de Estudios sobre Guerrero y las regiones vecinas, investigadores como Francisco Javier Guerrero Mendoza, Rosa María Garza Marcué, Samuel Villela Flores, Juan José Atilano Flores y Jorge Arturo Talavera González del INAH, así como Juan Antonio Cruz Parcero de la UNAM, hablaron sobre el significado y las consecuencias sociales, históricas y antropológicas de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en Guerrero.
Organizado en dos mesas, el encuentro contó con la presencia de algunos padres de familia de los alumnos desaparecidos y estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
Villela, quien ha trabajado diversos estudios etnográficos en la región, hizo un recuento histórico de los diferentes movimientos sociales que se han dado en ese estado, desde los que se desarrollaron en apoyo a la lucha independentista en 1810 y a la revolucionaria a principios del siglo XX, hasta el Movimiento estudiantil-popular de 1960 en Chilpancingo, encabezado por el líder estudiantil Jesús Araujo Hernández quien junto con otros estudiantes universitarios pedían la autonomía de la Universidad de Guerrero. Este movimiento, recordó, culminó con la masacre de alrededor de 20 personas por parte de tropas del ejército mexicano el 30 de diciembre en el centro de la ciudad y con la caída del entonces gobernador, Raúl Caballero Aburto. A pesar de esa destitución, comentó, "nadie fue juzgado, nadie fue culpable de la matanza por lo cual la impunidad se fue enraizando en el tejido social guerrerense".
En ese estado sureño, añadió el antropólogo social Javier Guerrero, históricamente se ha desarrollado una explotación masiva de los recursos naturales por parte de las trasnacionales, lo cual ha afectado a las comunidades campesinas e indígenas. "Guerrero es evidentemente un territorio difícil , un estado donde la violencia es consuetudinaria", dijo.
Por su parte, Garza Marcué abordó el problema histórico y social a los que se han enfrentado las normales sociales en Guerrero.
Durante su intervención, Juan Antonio Cruz Percero habló del significado que ha tenido en la sociedad el movimiento de indignación que se dio después de la desaparición de los 43. "Ayotzinapa es una especie de sacudida para el estado y para la sociedad", expresó.
Pero la salida, sostuvo, no está en el estado. "Hay que buscarla desde la sociedad. Hay que tratar de reconstituir ese famoso tejido desde la sociedad, no desde del gobierno. Hay que reconstruir esos lazos de comunión en la sociedad", dijo.
Por su parte, los antropólogos físicos Silvia Teresa Díaz de la Cruz y Jorge Arturo Talavera González, quienes se han dedicado al análisis de identificación de restos óseos cremados en contextos prehispánicos, expusieron algunas inconsistencias sobre el supuesto proceso de cremación al que habrían sido sometidos los cuerpos de los 43 normalistas desaparecidos en el basurero de Colula.
Díaz de la Cruz indicó que las técnicas de recopilación utilizadas por los equipos forenses no fueron las adecuadas. Por ejemplo, para recolectar evidencia en el sitio se usó papel aluminio, un material que propicia la aparición de microorganismos que dañan los materiales.
Según los antropólogos físicos, un incendio como el que las autoridades han descrito debió dejar huellas en el sitio, las cuales se podrían analizar a través de estudios geoquímicos en el sustrato.
rqm