Poniatowska da voz a normalistas en la FIL
Durante la conferencia titulada Una hora hora con la Poni,
organizada por la editorial Planeta en la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara, la escritora Elena Poniatowska cedió la voz a dos normalistas de
Ayotinapa y a dos familiares de los 43 desparecidos el 26 de septiembre pasado,
quienes dieron testimonio de lo que sigue ocurriendo en Guerrero.
Uno de los estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos
confirmó que el día de ayer los peritos argentinos que colaboran con ellos les confirmaron
que el ADN de algunos restos encontrados en el río San Juan, en el municipio de
Cocula, corresponde con el de Alexander Mora Venancio.
Ante el auditorio que llenó el salón Enrique González
Martínez para escuchar a Elena Poniatowska, los normalistas describieron el
dolor por el que han transitado los padres de los desparecidos durante más de
dos meses y consideraron que en México no hay justicia.
En dos ocasiones Elena Poniatowska encabezó un conteo hasta
43 al que se unieron los asistentes a la conferencia para exigir justicia.
Después, durante la presentación del libro El niño
estrellero, en el que la escritora recrea la infancia del astrónomo Guillermo
Haro con quien estuvo casada durante 20 años para hacer un recorrido por la
historia de la ciencia en el país, habló sobre el pueblo de Tonantzintla, donde
el Observatorio de Astrofísica cambió la vida de esa comunidad en el municipio
de Cholula, Puebla.
Al evocar el trabajo de Guillermo Haro en este pueblo y la
forma en que convivían los conocimientos de los científicos con los saberes de
los locales que por el vuelo de las moscas podían predecir qué noches serían
frustrantes para los astrónomos porque no lograrían observar el cielo,
Poniatowska recordó que Haro se convirtió en el padrino de la comunidad y
construyó la escuela de la comunidad.
Hoy muchos de los niños que ahí estudiaron son astrónomos
(...) queremos más Tonantzintlas y no Ayotzinapa, dijo la escritora.
Poniatowska también habló sobre la muerte de Vicente Leñero
y otros escritores de su generación, como Carlos Monsiváis y José Emilio
Pacheco: fue una muerte dolorosa porque todos se están yendo, me dejaron, me
abandonaron y me tocaba irme a mí antes (...) ya nomás me quedan los
caricaturistas, como Naranjo y Ríus.
Éste último se encontraba entre el público y se levantó para
saludar a la escritora y sentarse junto a ella.
crs