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Hojas volantes, ejercicio noticioso de la Nueva España

Notimex| El Universal
18:04MÉXICO | Lunes 25 de mayo de 2015
Estas hojas, conocidas como literatura de cordel, se escriban por lo general en verso y regularment

EVIDENCIA. Estas hojas, conocidas como literatura de cordel, se escribían por lo general en verso y regularmente se acompañaban de grabados. (Foto: Cortesía INAH )

Con la llegada de la imprenta comenzaron a proliferar estos "pasquines" del Nuevo Mundo; informaban sobre terremotos, inundaciones y crímenes, además de romances, corridos y plegarias

Una colección de más de 500 hojas volantes, que dan cuenta de los sucesos que ocurrían en la Nueva España, son resguardadas en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH).
Esta obras aparecieron desde el siglo XVI, tras la llegada de la imprenta a la Nueva España, y son consideradas el antecedente del periodismo en México, refirió el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Las piezas de la BNAH se divide en dos apartados: la colección antigua y la primera serie de papeles sueltos donde se localiza la más añeja fechada en Valencia, en 1737, y elaborada en papel de trapo que muestra el romance Doña Francisca la Cautiva.

Se encuentran en buenas condiciones de conservación, ya que se han estabilizado y colocado en guardas de acetato mylar (película transparente) y de polipropileno, libre de ácido; todas están microfilmadas para su consulta.

El catalogador del Archivo Antiguo de la BNAH, Juan Carlos Franco, destacó que estos documentos cobraron auge a finales del siglo XIX y principios del XX, con el impresor Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917) y sus grabadores José Guadalupe Posada (1852-1913) y Manuel Manilla (1830-1895).

Recordó que la imprenta llegó a América en 1539, y en 1542 se vendió la primera hoja volante en la Nueva España, en la que se relataba el terremoto ocurrido en Guatemala un año antes.

Los pregoneros ofrecían estos impresos en los que se narraban sucesos extraordinarios como terremotos, inundaciones y crímenes, además de romances, corridos y plegarias, los cuales se vendían por pocos centavos.

Franco mencionó que fueron el antecedente de los periódicos al informar acerca de hechos importantes, aunque aún no había periodistas que investigarán acerca del suceso, lo que ocurrió en la época del Porfiriato.

Estas hojas, conocidas como literatura de cordel, se escribían por lo general en verso y narraban romances, sucesos fantásticos, plegarias y notas rojas que regularmente se acompañaban de grabados.

Indicó que también se hacían en Francia, donde se les conocía como canards, mientras en España se les denominaba literatura de cordel, porque se colocaban en una especie de tendedero, donde se colgaban y eran vendidas por los invidentes.

Entre las empresas que se establecieron en la Nueva España mencionó las de Sixto Casillas, Abadiano, San Camilo, Murguía y Cisneros; la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo, Manuel Manilla creó las calaveritas y José Guadalupe Posada las perfeccionó para publicarlas durante la celebración del Día de Muertos, en noviembre.

En la primera década de 1900, uno de los competidores de Vanegas Arroyo fue Eduardo Guerrero, a quien se le considera como el último en mantener la tradición de estos escritos, explicó el especialista.

No obstante, su imprenta tuvo que adaptarse tras la aparición de la radio ya que los compositores vendían las letras y él las imprimía en las hojas, que después dieron paso a los cancioneros, lo que provocó la desaparición de dicho material.

 

rqm



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