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El teatro como memoria y resistencia, según Mouawad

Citlally Vargas Cortez/Clínica de Periodismo| El Universal
12:11México | Jueves 20 de noviembre de 2014
Aunque la vida del artista ha sido compleja y ha convivido con diversas culturas -durante su infanci

Personaje. Aunque la vida del artista ha sido compleja y ha convivido con diversas culturas -durante su infancia vivió en Líbano, aprendió teatro en Canadá y conformó su cosmovisión del mundo en Francia-, explicó que su trabajo trata de un reconocimiento del miedo y el dolor de sí mismo y de los otros. "No tenemos ganas de preguntarnos sobre el dolor, sin embargo esas miradas se nos imponen". . (Foto: Adrián Hernández/EL UNIVERSAL )

El dramaturgo de origen libanés ofreció una charla en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM

En una conversación que delineó su biografía, Wajdi Mouawad, dramaturgo de origen libanés, dialogó ayer con Karina Gidi y Diego Rabasa en el Auditorio de Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) en el marco de la Cátedra Extraordinaria Ingmar Bergman UNAM en cine y teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El creador de la tetralogía La sangre de las promesas -Bosques, Litoral, Incendios y Cielos- explicó su evolución teatral como un proceso que empezó cuando de niño pensaba que el objetivo de todas las personas era ser artistas y esa necesidad de provocar emociones en los demás le llevó a creer que "Lo más importante era hacer que alguien hiciera llorar a los demás", expresó ante un auditorio lleno.

Mouawad relató que al ingresar a la escuela se sintió atractivo en el salón de clases en el momento de actuar y posteriormente buscó un reconocimiento institucional a partir del teatro. "Después quise salvar al mundo y me quise comprometer socialmente. Y ahora hago teatro para mí mismo", afirmó.

Aunque la vida del artista ha sido compleja y ha convivido con diversas culturas -durante su infancia vivió en Líbano, aprendió teatro en Canadá y conformó su cosmovisión del mundo en Francia-, explicó que su trabajo trata de un reconocimiento del miedo y el dolor de sí mismo y de los otros. "No tenemos ganas de preguntarnos sobre el dolor, sin embargo esas miradas se nos imponen".

Cada artista y cada persona utiliza un idioma particular para interactuar con el entorno social y desde trincheras quizá muy pequeñas, por ejemplo a nivel teatral, "busca en el el espectador lo que le sacude y coloca palabras en la boca que se contagian como un virus" expresó el autor cuando Karina Gidi trajo a la mesa la situación actual del país y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

El dramaturgo puso énfasis en "buscar las hendiduras para atravesar lo inatravesable cuando una ruptura acaba con la cotidianidad" y declaró que sólo a través del lenguaje personal pueden generarse resistencias pues "la suma de los idiomas crea un movimiento poderoso" que no debe aspirar a igualar la manera de hablar de los políticos.

La charla tuvo como eje temático la memoria y la resistencia a partir del teatro y también exploró los procesos creativos del escritor, quien destacó la importancia de no escribir en otro idioma que no sea el suyo: "Nada hay en mi vida más importante que escribir y cuando digo nada es nada".

Uno de los pilares de la actividad artística del creador es la mitología, sobre todo si se trata de los griegos. "Necesitamos revotar para encontrar el eco de las cosas. Ese eco lo encontré en la mitología griega" comentó al recordar que su formación se complementó cuando aprendió a pensar, a soñar y a imaginar con La Ilíada, La Odisea y Sófocles, en quien pretendía convertirse.

Durante el desarrollo de su trabajo, Mouawad distingue la diferencia entre escribir novelas, hacer teatro e incursionar en el cine. La creación de Ánima, sus obras teatrales y la adaptación al cine de Litoral le han llevado a tener relaciones distintas, con las palabras, con los actores y con los objetos porque relató que al quitar una palabra en la novela no recibe reclamos de ellas, en cambió, al transformar un guión existe la preocupación de lastimar a los actores.

Al contar la anécdota de los diez años que pasó escribiendo Ánima, el escritor dijo que fue el primero en sorprenderse al descubrir que el primer narrador es un gato y el tratamiento de esta situación alargó el proceso: "Hice una apuesta con la novela: 'llevo cuatro años contigo, yo confío en ti y en que en algún momento vas a explicarme la relación con los animales'. Pasaron 10 años y al séptimo entendí la relación del personaje con los animales".

Wajdi Mouawad actualmente vive un encuentro de muchas emociones pues cuenta: "a la vez que ayudo a mi hijo a caminar, ayudo a mi padre a morir", sin embargo afirma: "no modifico mi relación con la escritura", pues para él, el teatro es "desplegar su historia y hacer de esa historia un lugar de encuentro con el público".

 

sc



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