Julio Cortázar (agosto 1914-febrero 1984) se "entusiasmó" con la revolución sandinista en Nicaragua (1979-1990), el experimento de la comunidad de Solentiname en el Lago Cocibolca, porque era "la utopía posible", dijo hoy el escritor Julio Valle-Castillo.

Era un hombre "con un gran candor" y una capacidad de escuchar al interlocutor, "un hombre más que lengua oído", dijo, el intelectual nicaragüense, consultado en ocasión del centenario de Cortázar que se cumplió el pasado martes y que se celebra todo el año en diversas partes del mundo.

Corrían los años 70 en México, con miles de exiliados y las protestas de intelectuales latinoamericanos en contra del golpe de estado en Chile.

Julio Cortázar y Gabriel García Márquez despuntaban en contra del derrocamiento de Salvador Allende en Santiago de Chile.

En esa época, Julio Valle-Castillo conoció a Cortázar, a quien define como "un escritor extraordinario" y un ser humano también, con su cordialidad, su capacidad de escuchar, su tono de hablar "afrancesado".

Además, su interés en el poeta Rubén Darío y la revolución en Nicaragua, posteriormente. Tenía un "candor humano, era dulce, tratabas con él y te escuchaba, con su pronunciación afrancesada, argentinizada, era cordial, un hombre cordialisimo...oía a la gente".

Una visita clandestina del intelectual argentino, que adoptó la nacionalidad francesa en 1981 en protesta contra la dictadura militar en su país, a Solentiname, donde el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, había creado una comunidad campesina, lo cautivó a finales de los 70.

La pintura primitivista, una misa campesina -basada en la Teología de la Liberación- y los poemas de campesinos llenaron de "entusiasmo" a Cortázar en marzo de 1976, recuerda Julio Valle-Castillo.

Tras el triunfo de la revolución, en julio de 1979, Cortázar visitó en varias oportunidades Nicaragua y cultivó una estrecha amistad con el entonces ministro del Interior Tomás Borge, fallecido en mayo de 2013.

Fue testigo del acercamiento de dos hombres en una amistad extraordinaria. Cortázar "quiso mucho al comandante Tomás Borge, se quisieron mucho. Tomás lo admiraba mucho, literariamente, y Cortázar admiraba al revolucionario, uno al escritor y el otro al revolucionario".

Fue un innovador en la escritura, en los cuentos y su novela renovada alcanzó la cúspide con "Rayuela" y se ubico como uno de los grandes del siglo XX, expresó.

rqm