La biblioteca de México, endeudada y en la zozobra
ESTADO. Algunas áreas están terminadas y limpias, en otras es evidente el retraso. (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )
yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
“En La Ciudadela estamos como en 80%”, aseguró Consuelo Sáizar, entonces presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) el 10 de septiembre de 2012, cuando faltaban 81 días para que dejara su cargo; hoy, a 14 meses de que terminó su gestión, la Biblioteca de México José Vasconcelos funciona a medias y la segunda etapa de la remodelación que tuvo un presupuesto inicial de 550 millones de pesos sigue esperando al menos “108.5 millones de pesos para obras públicas y sus servicios correlacionados con las mismas”.
Sin embargo, en la información de obra pública en el recinto aportada por Conaculta a solicitud de EL UNIVERSAL, no contempla los gastos de adquisición del acervo de las bibliotecas personales de José Luis Martínez, Jaime García Terrés, Antonio Castro Leal, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis, que superan los 88 millones de pesos; tampoco se incluye la compra de obras de 10 artistas como Jan Hendrix, Francisco Toledo, Vicente Rojo, Dr. Lakra, Elena Climent y Gustavo Pérez, que suma más de 28 millones de pesos —incluido el IVA— ni los más de 85 millones del equipamiento de La Ciudadela; tampoco está el pago de los arquitectos que han intervenido en el proyecto. La suma tan sólo de esos gastos extras —sin contar los honorarios de los arquitectos— asciende a 201 millones de pesos.
La actual administración sostiene que en 2013 no se emprendió la segunda etapa porque durante todo el año se tuvo que pagar 500 millones por deudas que dejó la administración de Consuelo Sáizar y que además se tuvo que “destinar 244 millones de pesos del propio presupuesto para otros gastos relacionados con toda la infraestructura”, impulsada por la ex funcionaria.
La que Sáizar enarbolaba como “la primera gran hazaña cultural del Siglo XXI” es su gran obra inacabada. El edificio que en 2011 entró en una “profunda recuperación integral”, que incorporaba también al Centro de la Imagen, no tiene oficinas y no están listas las crujías para al Fondo México ni la del Fondo Reservado, donde hay libros del siglo XIX y principios del XX y que “prácticamente son los volúmenes que Vasconcelos llevó a La Ciudadela”,explicó Fernando Álvarez del Castillo, director General de Bibliotecas, a finales de 2013.
Tampoco están listas las salas de consulta —con los libros de batalla para los estudiantes—, sólo abrieron de manera provisional una sala de consulta hace un año; no funciona la hemeroteca ni la sala de cómputo; falta terminar la sala de invidentes y débiles visuales y el jardín aromático que debería tener bocinas para materiales auditivos. Ahora ya ni mencionan como pendiente el restaurante y la cafetería que llevaría el nombre de Nellie Campobello y que sí estaba prevista en el proyecto original a cargo de Bernardo Gómez Pimienta y Alejandro Sánchez.
En información solicitada a Conaculta, Raúl Delgado, director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, señala que “en obras públicas y servicios correlacionados” el gasto total que el Estado mexicano ha invertido en la remodelación y adecuación de la Biblioteca de México asciende a “517 millones, 561 mil, 621 pesos 81/100 en moneda nacional”.
Los usuarios que aun no vuelven
Los datos de asistencia, actividades culturales y de fomento a la lectura y usuarios atendidos por los servicios bibliotecarios evidencia esa biblioteca inconclusa. Entre el 22 de noviembre de 2012 —cuando fue reabierta la Biblioteca de México teniendo como invitado especial al Nobel Mario Vargas Llosa— y el 14 de febrero pasado, 418 mil 20 usuarios fueron atendidos en servicios bibliotecarios, lo que representa 174 mil 969 personas menos que las que acudieron entre noviembre de 2008 y febrero de 2010, que fueron 592 mil 989 usuarios.
El número de usuarios no tiene un incremento proporcional a los acervos, pues a los 233 mil 539 libros que había antes en la sala de consultas general se sumaron al menos 268 mil 68 volúmenes de las bibliotecas personales de los autores citados.
Daniel de Lira, catedrático universitario, investigador y miembro del Comité Mexicano Memoria del Mundo de la UNESCO, asegura que hay muchas cosas positivas y otras tantas limitaciones en las bibliotecas personales que están a disposición de los investigadores en la Biblioteca de México.
“Creo que hay más personas que la visitan que personas que consultan; habría que ver las salas de consulta general y el importante fondo de investigación; creo que la Biblioteca México debe seguir siendo una biblioteca pública, como de cierta forma lo es, abierta; habría que volver a ver las áreas públicas, toda el área de consulta, toda el área de libros y publicaciones porque esta es una de las colecciones más grandes de la ciudad de México”, dice De Lira.
En el recorrido de más de una hora con el investigador, sólo algunos usuarios realizaban consultas en esta “biblioteca de bibliotecas” que formó parte central del “Proyecto cultural del Siglo XXI Mexicano”.