Gabo el más querido. Despiden al mexicano de Aracataca
UN ADIÓS ENTRE APLAUSOS. Detrás de la urna con los restos del escritor: su esposa, Mercedes Barcha, al centro, junto a sus hijos: Gonzalo (izquierda) y Rodrigo (derecha). En los extremos, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, y María Cristina García Cepeda, directora del INBA. (Foto: LUCÍA GODÍNEZ / EL UNIVERSAL )
cultura@eluniversal.com.mx
México despidió ayer al mexicano nacido en Aracataca, Colombia, en 1927, Gabriel García Márquez, con un homenaje como no se había visto desde hace muchos años en el Palacio de Bellas Artes.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el de Colombia, Juan Manuel Santos; secretarios de estado, legisladores, el jefe de Gobierno del DF, la comunidad cultural mexicana y colombiana, miles de lectores y funcionarios culturales, acudieron al recinto para rendir honores a Gabo, uno de los escritores más queridos del país.
Por la tarde, cerca de las 15:00 comenzaron a arribar al recinto las amistades más cercanas a la familia García Barcha como el periodista Jacobo Zabludovsky y su esposa Sara Nerubay, los escritores Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta, Silvia Lemus, Carmen Miracle y Adolfo Castañón y el político Porfirio Muñoz Ledo.
A las 16:10, acompañados de Rafael Tovar, presidente del Conaculta, llegó Mercedes Barcha, quien unió su vida a la de García Márquez en 1958, con sus hijos Rodrigo y Gonzalo, en medio de aplausos de la gente que los esperaba.
La Gaba, tenía el semblante duro; seria observó cómo Tovar colocó la urna en un pedestal; juntos hicieron la primera guardia de honor. Así se mantuvo Mercedes durante mucho tiempo, seria. Tomaba su bolso, llevaba su mano al pecho, saludaba con cortesía a todos los que se le acercaban, sólo Gonzalo, el hijo menor, lograba hacerla sonreír.
Poco a poco los asistentes comenzaron a hacer guardia de honor, pero en cuanto Genovevo Quiroz, el chofer de la familia y Mónica Alonso, asistente de Gabo, se colocaron a un lado de la urna, la gente reconoció con aplausos que hayan cuidado del novelista durante tantos años. Ellos, tibiamente, sonrieron.
Alrededor de las 16:40 comenzaron a ingresar los lectores que habían hecho fila desde antes del mediodía. Una joven fue la primera en depositar flores amarillas en las escalinatas del vestíbulo de Bellas Artes, se hincó y comenzó a llorar. Así permaneció un instante y después lanzó un beso al aire. Mercedes la observó y volvió a sonreír.
Uno de los familiares más queridos de Gabo, su hermano Jaime, cómplice en la Fundación para el Nuevo Periodismo, dejó por unos momentos su lugar; con su rosa amarilla en la solapa sonrío pero declinó a hablar: “así lo hemos decidido la familia”; aceptó con cariño un abrazo que le sacó las lágrimas porque dijo era el abrazo del México que le abrió el corazón a su hermano y al que Gabo tanto quiso.
Jaime y otros tantos amigos colombianos como el escritor William Ospina, los periodistas Enrique Santos Calderón, Roberto Pombo, Valentina Samper y Juanita Santos; y el ex ministro de justicia de Colombia y abogado de Gabo, Alfonso Gómez Méndez, viajaron de ida y vuelta para estar con su amigo.
También estuvieron los editores de Gabo, entre ellos Gabriel Sandoval, director editorial de Planeta a la que pertenece la editorial Diana que posee toda la obra del escritor, él aseguró que se ha vendido muy bien en los últimos días y emprenderán estrategias para impulsarla a través de paquetes de tres o cuatro libros; sin embargo tienen claro que es el autor más pirateado no sólo en México sino en América Latina.
El flujo de lectores del autor de Cien años de soledad era constante, en poco tiempo las ramos de flores se multiplicaron. A la distancia, debido a un retén que impedía estar más cerca de la urna, la gente se despedía. Sólo un par de veces se escucharon gritos como “¡Que viva Gabo” y “¡Gracias, Gabo!”
Destacaron los acordes de un programa musical seleccionado por la familia con obras clásica de compositores como Schubert, Beethoven y Dvorak. Pero no faltaron los vallenatos a cargo de un trío en cuya melodía decía: “Se llamaba García Márquez pero le decimos Gabo”.
Celebración de vida
Por la noche, los presidentes de México y de Colombia llegaron al Palacio e hicieron guardia. Los discursos los abrió Tovar, quien dijo: “Celebramos que haya absorbido con asombro, y con talento de artesano, la cultura (alta y popular) que lo rodeaba. Y celebramos su curiosidad voraz. De ahí que su obra sea aplaudida por el público y por la crítica, en la plaza popular y en el aula erudita. Fue además un ejemplo de vida. Fue un hombre feliz que vivió a plenitud la armonía que logró con su familia, porque tuvo una familia extraordinaria; una esposa excepcional, que lo acompañó desde 1958 en lo próspero y en lo adverso”.
"Para alegría y honra de nosotros, los mexicanos, nuestro homenajeado escribió en la Ciudad de México la obra que le otorgó reconocimiento mundial. Después de ser galardonado con el Nobel escribió sobre México: aquí he escrito mis libros, aquí he criado a mis hijos...”.
Indicó que los mexicanos quisieron a García Márquez y habrán de quererlo siempre “hoy unidos Colombia y México le rendimos un solemne homenaje desde el Palacio de Bellas Artes”.
Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos, en compañía del ex mandatario César Gaviria, indicó que vino a Bellas Artes a nombre de 47 millones de colombianos, con el corazón dolido y en un marco apropiado, que incorporó en sus obras el ser latinoamericano.
Destacó que Gabriel García Márquez seguirá vivo en sus libros y exaltó gloria a quien mas gloria ha dado a los colombianos. Le dijo a Peña, que México y Colombia se une nuevamente en esta ceremonia de afectos, porque Gabo era una persona de afectos.
Santos recordó que en 1982 impactó al mundo y con el Premio Nobel deja un legado importante con noveles, cuentas, anécdotas y sobre todo la esperanza de unirnos por el bien de nuestros pueblos.
La ceremonia concluyó a las 20:39 horas, en medio de aplausos y mariposas amarillas de papel que fueron lanzadas por los amigos y la familia.
Por la noche, Mercedes, Gonzalo y Rodrigo enviaron un comunicado a través del INBA para agradecer a los amigos que los acompañaron durante “tantas cosas difíciles”, a los médicos que atendieron a Gabo. “Ha sido difícil este proceso a la luz de las cámaras, pero en general ha habido moderación y respeto por parte de los medios, así como una franca expresión de afecto por Gabo como persona, escritor y periodista. Gracias.
“Pero lo más conmovedor, por supuesto, ha sido la infinidad de gestos, comentarios y mensajes de admiradores y lectores del mundo entero. Gente de todas las edades, extracciones y culturas ha expresado su amor por Gabo más allá de la tristeza de perderlo. Nos han hecho sentir que no lo han perdido sino ganado para siempre, y que les pertenece a ellos. Gracias”.
(Con información de Francisco Reséndiz)