Espíritu de Diego Rivera ronda el Anahuacalli
Tradición. Este año, la presencia de varias comunidades de México se muestra a través de la lente del fotógrafo español radicado en México Tomás Casademunt, quien presenta 17 fotografías que envuelven las actividades por el Día de Muertos en el recinto.. (Foto: Tomada de: Museoanahuacalli.org.mx )
La tradición de Día de Muertos en México tiene una parte poética y celebra lo familiar de la muerte y el esplendor de la vida, aunque hoy existan influencias de otras culturas y otras celebraciones, como el Halloween que no es sino la celebración de la parte poco familiar y siniestra de la vida.
Así se expresó la investigadora Virginia Hernández Reta, quien completó la idea al subrayar que en este país, el Día de Muertos sirve también "para abrirle las puertas del hogar al ser querido que sigue siendo parte de la familia, al que recibimos y despedimos poniéndole la mesa con lo que a él o a ella le gustaba, y a quien seguimos recordando".
En ese marco, recordó que cuando Diego Rivera construyó el Museo Anahuacalli, hace 50 años, quiso retomar toda la riqueza de la cultura prehispánica, que él admiraba tanto.
"Al morir no pudo terminar su obra, pero su amiga Dolores Olmedo retomó el proyecto, lo concluyó, y desde entonces cada año se monta ahí una ofrenda de muertos para él", expuso.
Este año, el Museo Diego Rivera Anahuacalli celebra sus primeros 50 años de existencia y desde entonces ha seguido de manera ininterrumpida la tradición de ofrendar un altar a Diego Rivera, con el espíritu festivo y el amor a la cultura mexicana que amaba el artista, quien en vida coleccionó alrededor de 50 mil valiosas piezas de origen prehispánico.
En entrevista, Hernández Reta hizo referencia a las dos grandes pasiones del connotado artista: La cultura prehispánica y las manifestaciones de arte popular.
El Altar de Muertos es para invitar al que se ha ido, para que siga entre nosotros, porque no está ausente, acotó la especialista al señalar que la ofrenda del Anahuacalli este año es muy particular.
Reconoció, sin embargo, que como toda ofrenda en el país, tiene muchos elementos que gustaban al muerto, y en ese sentido, subrayó, "cada ofrenda es personal".
Así las cosas, la ofrenda de Día de Muertos, que como cada año se monta para el enorme muralista que fue Diego Rivera, está colocada en una suerte de altar prehispánico que el mismo artista diseño en el interior del Anahuacalli; es una especie de Tzompantli o cementerio prehispánico, reflejo de su pasión desbordada por la cultura prehispánica.
"Diego Rivera se dedicó a comprar lotes de piezas prehispánicas y las ordenó no con un rigor arqueológico, sino más bien estético. A él le interesaba lo que las piezas le decían a través de su belleza, y así fue como armó ese altar, sin llegar a imaginar que muchos años después él llegaría a formar parte de ese nicho, pues frente a éste se ubica su ofrenda".
El Altar de Muertos de Diego tiene como particular su fotografía y las piezas arqueológicas que él seleccionó.
"A través de esa ofrenda se pueden ver sus gustos, por ejemplo, la comida, pues a pesar de que vivió muchos años en el extranjero y estuvo en contacto con todas las vanguardias europeas, nunca dejó de sentir un gusto muy especial por sus orígenes", dijo.
Bebidas como el mezcal y el pulque, alimentos preparados como el mole, y dulces típicos, fascinaban al maestro.
Todo eso se hace acompañar de una botella de tequila, chiles y otros ingredientes para preparar mole, así como de diversas canastitas con dulces que evocan el paladar de Rivera, uno de los tres grandes muralistas de México.
Explicó que años atrás se ha tomado un estado de la República para ver cómo en sus diversos pueblos se manifiesta esa fiesta. Este año, aunque no está dedicado a un estado en especial, sí tiene la presencia de varias comunidades de México a través de la lente del fotógrafo español radicado en México Tomás Casademunt, quien presenta 17 fotografías.
La especialista abundó que el fotógrafo recorrió parte de la geografía nacional para entrar a los hogares y retratar los altares que ahí se colocan.
Para esta ocasión, refirió, prestó las imágenes, de gran formato en color, para entablar un dialogo con el altar al preservar la atmósfera familiar de los altares de Michoacán, Guerrero, Estado de México y Puebla.
Las fotos que se presentan como complemento del altar no tienen retoques ni efectos especiales y forman parte de un libro La muerte en el altar.
Además, el autor retrató una pieza prehispánica de Diego Rivera y la amplió para cubrir el enorme ventanal del estudio de Diego. Es una deidad que representa a las mujeres muertas durante el parto.
Finalmente, la entrevistada informó que la ofrenda de Día de Muertos dedicada a Diego Rivera estará abierta al público a partir del 31 de octubre y luego, los días 1 y 2 de noviembre, se llevarán a cabo diversas actividades que incluyen comida, juegos, artesanías, baile flamenco y música con la Orquesta Sinfónica de Coyoacán (OSC).
"Debemos llegar a visitar a Diego Rivera y a su ofrenda con un espíritu absolutamente alegre. Diego entiende bien la dualidad que los prehispánicos expresaban en todas sus obras de arte: No hay masculino sin femenino, tristeza sin alegría (...) vida sin muerte, por eso hay que llegar al Anahuacalli alegres, para dar la bienvenida a quien no se ha ido", expresó.
Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, conocido como Diego Rivera, nació el 8 de diciembre de 1886. El 24 de noviembre de 1957 falleció en su casa de San Angel (Museo Casa Estudio Diego Rivera) y está sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres, Panteón Civil de Dolores.
sc