INAH reconstruye rostro de osamenta prehispánica
Restos. El esqueleto pertenece a un individuo de sexo masculino, que murió entre los 22 y 24 años de edad. (Foto: Cortesía INAH )
Especialistas del INAH y de la UNAM trabajan en la reconstrucción del rosto de un individuo que vivió hace 700 años, perteneció a las Culturas de Occidente y cuyos restos fueron recuperados en Michoacán hace 35 años por el arqueólogo Román Piña Chan.
La restauradora Luisa Mainou, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó que a la osamenta, encontrada en unas milpas del municipio de Ario de Rayón, entre 1977 y 1978, y trasladada posteriormente al Museo Regional de Michoacán, se le han hecho estudios para determinar las características del individuo al que perteneció, y también recibe un tratamiento de preservación.
Mainou detalló que se hizo una reproducción del cráneo, con la que la antropóloga forense Lilia Escorcia hará una aproximación facial del personaje. La experta, adscrita al Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, colocará músculos profundos, medios y superficiales para darle volumen al rostro. Posteriormente el artista visual Irwing Minero le dará expresión, destaca un comunicado del INAH.
La idea de esta reconstrucción es obtener datos adicionales de dicho individuo que perteneció a las Culturas de Occidente y que vivió durante el periodo Posclásico Tardío (1300-1500 d.C.), agregó la restauradora.
Explicó que "antes de intervenir el entierro, tomamos un registro fotográfico por cuadrícula de cada uno de los huesos, pues la posición de los esqueletos en muchos casos es indicativo de la época y la región a la que perteneció el individuo en estudio".
Tras el registro en imagen, los especialistas desmontaron hueso por hueso, partiendo de la cadera, para enseguida tenderlos en posición anatómica y proceder a una limpieza superficial y, posteriormente, a la remineralización y bioconsolidación de cada una de las piezas óseas -para favorecer su resistencia, dureza, flexibilidad y elasticidad-, después de un secado paulatino. "De esta manera, se prolonga su conservación por más tiempo".
Luisa Mainou abundó que previo a la remineralización, se realizó un análisis con un microscopio electrónico de barrido para determinar si realmente lo que se encontró en algunos huesos eran restos de tejido. "Los resultados determinaron la presencia de tejido blando mineralizado".
Los estudios realizados por el antropólogo físico, Jorge Gómez lograron determinar que el esqueleto pertenece a un individuo de sexo masculino, que murió entre los 22 y 24 años de edad. Tenía una complexión delgada, medía alrededor de 1.60 metros, y al parecer no realizaba trabajos físicos, debido a que sus huesos no muestran mayor desarrollo.
Los análisis también arrojaron que fue una persona sumamente sana y que muy probablemente fue sacrificada, hipótesis que podrá ser confirmada o descartada más adelante, apuntó Mainou.
"En el cráneo, en la región occipital, se encontraron unas huellas o marcas que por medio de rayos X, se determinará si se trata de un problema de salud o bien tafonómico (deterioro que sufren los huesos durante el tiempo de enterramiento)", finalizó.
En la conservación y preservación de la osamenta, que regresará al Museo Regional de Michoacán en los próximos meses, también participaron los restauradores Arcadio Marín, Gabriela Mazón y Carlos Molina.