"Dios no existe, muchachos", esa fue la frase con la que el escritor Fernando Vallejo comenzó su charla frente a los jóvenes que esta tarde se dieron cita en el auditorio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para escuchar al autor de "La Virgen de los Sicarios".

Dios, "es un cuento del clérigo desvergonzado, inventado para sus fines abusando de la credulidad del rebaño; de curas católicos, pastores protestantes, papas ortodoxos, rabinos judíos, ayatolas musulmanes. Por Dios entendemos fundamentalmente dos cosas: el creador del universo y el ser de la infinita bondad".

Sin embargo, "¿quién dijo que al Universo lo tenían que crear?, para empezar ni siquiera sabemos qué es el Universo... El ser de la infinita bondad, el ser que nos manda las hambrunas, los terremotos, los maremotos, la enfermedad, la vejez, la muerte, ¿qué tal que no fuera bueno, cómo nos iría?", ironizó Vallejo, quien durante casi una hora ofreció una especie de predicación contra la religión, esa institución "odiosa" que permite el maltrato a los animales, a quienes considera sus "hermanos".

El escritor de origen colombiano radicado en México desde hace 45 años, reprochó que los textos evangélicos no demuestren compasión por los animales: "Los animales a los que me refiero son los que tienen un sistema nervioso desarrollado, por el cual sienten el dolor, el hambre, la sed, el miedo, como nosotros, y muy especial me refiero a los que el hombre domesticó, como los perros y los cerdos, esos para mí son mis hermanos" .

Pero el hecho de que ahora el ser humano mate, experimente y se coma a los animales es culpa de la religión, señaló Vallejo, cuya vida cotidiana está regida por una conciencia humanitaria a favor de los animales. "La religión nos permite que los atropellemos, sin que tengamos ningún remordimiento de conciencia, la religión nos pone una venda en los ojos desde que nacemos que nos impide ver a los animales como nuestro prójimo".

Vallejo, quien acaba de presentar en esta Feria sus dos últimos libros, "Peroratas" y "Casablanca la bella" (ambos de Alfaguara, 2013), recordó con los jóvenes el momento en que se le cayó la venda de los ojos y entendió el dolor de los animales: "Esa venda es la que me pusieron a mí, que les pusieron también a ustedes. Yo ya me la quite, pero he venido a hablarles para que ustedes también se la quiten".

El discurso nihilista que el autor ofreció por casi una hora mantuvo atento a los jóvenes que rieron y aplaudieron algunas de sus frases ácidas e irónicas.

rcr