Para la escritora mexicana Ana Clavel hablar de temas como la exploración sensual y los sentidos del cuerpo la ha llevado a que por mucho tiempo se le haya catalogado como una autora de literatura erótica.

Aunque reconoce que exploró los terrenos del erotismo en su más reciente novela, "Las ninfas a veces sonríen", ella sigue rechazando ese título.

"Me habían etiquetado mucho en el término de literatura erótica, aunque esa no era para nada la intención en los libros anteriores", dijo Clavel. "Yo no hago literatura erótica, hago literatura del deseo", agregó la recientemente nombrada ganadora del Premio de Novela Iberoamericana Elena Poniatowska.

La autora se hizo acreedora al galardón dotado de 500 mil pesos mexicanos (38 mil dólares) la semana pasada.

Publicado por Alfaguara "Las ninfas a veces sonríen" explora el mundo de la sexualidad gozosa a través de los sentidos de Ada, un personaje femenino que se autodenomina como una ninfa y que en su evolución de niña a mujer se relaciona con seres como princesas, sátiros, tritones y hadas.

Para Clavel, la protagonista de su novela puede llegar a convertirse en una figura de empoderamiento para hombres y mujeres, pues se aleja de los "deseos estereotipados" y plantea una mujer con un poder que descubre como dueña de sus deseos y decisiones.

"Tiene que ver con la intención de la exploración de lo erótico", refirió Clavel en la entrevista realizada en la intimidad de su casa. "El hecho de hacerlo sin asomos de culpa ni vergüenza, ni remordimiento sino de una forma muy gozosa del personaje de Ada... convierte al personaje en un ente, de algún modo, transgresor, poco común en el desarrollo de lo que sería una indagación en estos territorios. De lo que se trata es de redimensionar, más allá de las etiquetas la experiencia propia, la experiencia individual".

La también autora de "Las violetas son flores del deseo" y "Cuerpo naufrago" señaló que el libro indaga en la "complicidad", pues "te lleva a situarte frente a tus deseos de una forma mucho más sutil, personalizada. Nunca deambula por los territorio de lo convencional, de lo culpígeno. Propone una suerte de reconciliación con ese ser interno".

Clavel, quien ha explorado temáticas como el deseo incestuoso y cuestiones de identidad en sus obras anteriores, confesó que haber sido anunciada como la ganadora le sorprendió, pues es consciente que sus textos resultan intimidantes para algunos lectores.

"Mis libros en general suelen intimidar a hombres y mujeres", señaló al tiempo que esbozaba una irónica sonrisa. "No pensé que pudiera hacerme acreedora de un premio porque la indagación que hace en torno al deseo es tan gozosa que yo decía la gente necesita tragedia, sino no valoran el trabajo. Cuando me avisaron me quedé perpleja y asombrada".

Sentada cerca de la escultura que aparece en la tapa de "Las ninfas a veces sonríen", Clavel indicó que llevarse el premio también le resultó sorpresivo pues ser catalogada como una escritora del género erótico minimizaba su trabajo ante algunos críticos.

"Hay momentos en que te sientes incomprendido, juzgado, no valorado. Ves minimizada tu propuesta, porque realmente no se está entendido", confesó la autora. "En la literatura uno no va buscando consignas y convencer, buscas un cuerpo literario que seduzca, que envuelva, que ofrezca miradas diferentes, novedades, frescas y que el lector a la hora de interiorizarlas encuentre sus propios universos".

Clavel tampoco ha sido inmune al goce de escribir sobre los deseos.

"No lo he podido evitar, pues si tengo un compromiso es la propia escritura", señaló.

Para la autora, nacida en la Ciudad de México en 1961, brindar al lector textos del deseo es necesario, pues "la literatura y el arte son de los pocos espacios donde de verdad se puede explorar todo sin perjudicar a nadie. Nos permite explorar el deseo, ritualizarlo, sacralizarlo".

rqm