Sandra Dinorah Martínez García y su hermano Gerardo se convirtieron en homicidas hace cuatro años al negarse a recoger los excrementos de su perro.

Durante este tiempo estuvieron prófugos, hasta ayer cuando fueron capturados en la delegación Venustiano Carranza.

El 17 de junio de 2009, Sandra, de 45 años y Gerardo, de 59, descubrieron a su vecina, Antonia Pérez Reyes, cuando colocaba en una bolsa el excremento del perro de los hermanos. Una vez recogido el desecho, que estaba a unos pasos de la entrada de su casa, lo llevó hasta la puerta de la vivienda de Sandra y Gerardo, quienes en ocasiones anteriores se habían negado a limpiar los excrementos de su mascota.

Cuando apenas había dejado la bolsa salió Sandra y le gritó: "Ya me tienes hasta el gorro pinche vieja ora si vas a ver" (sic).

Después la empujó, provocando que se cayera y comenzó a golpearla. Antonia gritó pidiendo ayuda, pero la única persona que salió fue Gerardo, quien en lugar de auxiliarla empezó a patearla.

La dejaron hasta que la nieta de Antonia, Norma Angélica, intervino.

Sandra y Gerardo huyeron de la vecindad ubicada en la calle Halcón número 31, colonia José María Pino Suárez, en la delegación Álvaro Obregón, mientras que Antonia fue llevada a su vivienda. Al día siguiente presentó una denuncia ante la PGJDF.

Los días siguientes Antonia ya no salió de casa, un intenso dolor de cabeza se lo impedía, además de que la mitad de su cuerpo comenzó a paralizarse.

Ante el aumento de sus malestares, el 13 de julio la llevaron al hospital Gabriel Mancera, donde le detectaron una hemorragia cerebral; después la trasladaron al Hospital Siglo XXI, donde falleció el 25 de julio de 2009. La necropsia reveló que su deceso ocurrió por las lesiones que le provocó un traumatismo craneoencefálico. El MP consignó ante el juzgado 65 penal el expediente de la muerte de Antonia y se giraron órdenes de aprehensión contra los hermanos.

dm