La separación de sus padres llevó a Mario a vivir con su tía en un departamento de la colonia Santa María la Ribera, donde su extrovertido carácter lo ayudó a hacer rápidamente amigos. Sin embargo, en sus nuevas aventuras también encontró su muerte.

Hace aproximadamente cuatro meses, Mario Altamirano Barajas llegó a vivir a un departamento del edificio marcado con el número 10 en la calle Santa María la Ribera, donde su tía Laura Barajas Tovar lo arropó a él y a su madre.

Al pequeño de ocho años, al que muchos en la colonia lo comenzaron a identificar como "El Güero", no le fue difícil adaptarse a una nueva vida gracias a su carácter. Saludaba a todo aquel que se encontraba en la calle y hacía amigos.

Como a cualquier niño le gustaba jugar en las maquinitas con los otros pequeños de su edad, jugar futbol y andar en una patineta de dos llantas que controlaba con el meneo de su cintura.

La noche del domingo, Mario, quien estudiaba en la escuela Florencio M. del Castillo, subió a su patineta y salió de su casa para ir a un puesto ambulante ubicado en las inmediaciones de la estación del metro San Cosme, sobre la banqueta de la avenida Ribera de San Cosme, para ayudar a su tía a levantar la mercancía. Sin embargo, el menor no logró pasar al otro lado del camellón que divide la avenida, pues las llantas de su tabla fueron alcanzadas por la velocidad de un vehículo de alquiler.

IBA A GRAN VELOCIDAD

Testigos aseguran que el semáforo estaba en rojo cuando el chofer de un taxi se pasó el alto a gran velocidad e impactó a Mario, quien salió proyectado hacia una camioneta que también lo golpeó y lo arrojó unos tres metros hasta que el cuerpo cayó sobre el asfalto.

Tras el accidente, ambos conductores lograron escapar sin que ninguno de los presentes alcanzara a apuntar las matrículas.

Sobre los carriles de extrema derecha, frente a una farmacia, quedó el cuerpo de Mario y a su alrededor comenzó a formarse rápidamente un charco de sangre. Al ver tendido a su sobrino, Laura Barajas Tovar corrió hacia él y entre gritos de dolor pedía ayuda para el menor y daba aviso a sus familiares.

Paramédicos de la Cruz Roja intentaron salvar la vida del menor, pero ya nada pudieron hacer, pues la fractura de cráneo que sufrió le provocó una muerte instantánea.

Debido a que en la zona del accidente se encuentra una cámara de vigilancia de la Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSP-DF), autoridades capitalinas ya analizan los videos para dar con los responsables.

Peritos judiciales trasladaron el cadáver al anfiteatro de la Coordinación Territorial en Cuauhtémoc 2, donde se inició la averiguación por el delito de homicidio por accidente de tránsito vehicular.

dm