Los primeros pasos de una dama del poder
Video. Luego de la votación que confirmó la propuesta del presidente Enrique peña Nieto sobre Gómez González como titular de la PGR, rindió protesta ante el pleno del Senado

NOMBRAMIENTO. La senadora con licencia Arely Gómez muestra su alegría en la Cámara Alta tras ser designada por mayoría para encabezar la PGR. (Foto: ADOLFO VLADIMIR / CUARTOSCURO )
Un grito firme, alto, rotundo, expresa esta mujer delgada, de mediana estatura, de exquisito estilo de vestir, Arely Gómez González:
—¡Sí, protesto!—, dice la dama del poder frente al presidente en funciones del Senado, el priísta de Jalisco Arturo Zamora, a quien mira en ese momento de unos segundos de rito que la inviste como procuradora general de la República. Primera vez que se recuerde en el recinto senatorial que alguien rinde protesta con la decisión de ella.
La seriedad de Gómez González se disipa. Sonríe. Abraza. “Gracias”. Se deja fotografiar. “Gracias”. Ella envuelve con sus brazos a senadores. “Gracias, amigo”, les dice al oído. Y así empieza una especie de festejo por su investidura y recorre las filas de escaños de la derecha, luego de los priístas y a izquierda los perredistas se arremolinan para felicitarla.
Afuera del salón la espera el peso de la responsabilidad, para empezar, con un dispositivo de seguridad que delata la gravedad de los problemas que debe atacar. Fuerzas policiales rodean el edificio del Senado, el cual desde temprano, de hecho, han tomado de acuerdo con los códigos de seguridad inherentes al cargo.
Ha logrado 106 votos a favor, hay cinco en contra, con argumentos que, con toda seguridad, escuchó en el área de Pasos Perdidos, la última escala de quienes van al pleno a rendir protesta a un cargo y donde recibe los parabienes de priístas, panistas y perredistas, que uno a uno pasan a congratularse. Su familia —esposo, dos hijas y madre— se acomodan en el balcón del salón de sesiones.
La mirada de Gómez González se ha tornado más firme que en sus tareas, todavía el jueves pasado, de senadora. Ha llegado con anticipación al edificio que fue su lugar de trabajo durante 30 meses. Pasó directa a la oficina de Emilio Gamboa, coordinador de los senadores del PRI, el grupo al que perteneció, y presidente de la Junta de Coordinación Política.
Hasta allí llegan los coordinadores del PAN, Fernando Herrera; del PVEM, Carlos Alberto Puente Salas; la vicecoordinadora del PRD, Dolores Padierna Luna. La encuentra entre pasillos y cubículos el presidente de la Comisión de Justicia, Roberto Gil Zuarth, por mucho, uno de los legisladores que más trataron a Arely Gómez en el Senado.
Luz María Beristáin (PRD), en el cubículo de Pasos Perdidos, acompaña largo rato a Arely Gómez tranquila, con actitud decidida, y que sin chistar escucha a Manuel Bartlett en contra, y a Javier Corral Jurado. Ambos aclaran que la procuradora es una dama, pero que su perfil y el momento de su designación en nada garantizan imparcialidad suya.
Serena entra al salón de sesiones a rendir protesta. Abre los brazos para quedarse con los parabienes que recibe en el pasillo izquierdo, el de los beligerantes del PT y PRD. Sin demora llega a donde debe pararse.
Viene la orden de “ponerse de pie”, y Zamora le toma la protesta. Acto seguido, una expresión de gozo de ella se repetirá en su camino de salida. Alza la voz gustosa, como si nadie la hubiera cuestionado.
Incluso, Alejandro Encinas (PRD), quien ha votado en abstención, se muestra emocionado y la abraza y —al fin dama del poder— le entrega un papel con algo escrito: “¡Gracias, amigo!”, dice. Con ese estilo de ser optimista se va y asegura que regresará en 100 días. A rendir cuentas.
Estos son los primeros pasos de Arely Gómez González como una dama del poder.





