Bajo la lupa se encuentran algunos de los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación, la temida CETEG.

Nos cuentan que durante la marcha del jueves en el Distrito Federal - por los seis meses de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa-, se realizaron labores de inteligencia para identificar si participaban tres o cuatro docentes del magisterio disidente.

¿Tendrán cuentas pendientes?

Lo cierto es que desde los hechos ocurridos en Iguala en septiembre de 2014, grupos radicales han utilizado de pretexto las movilizaciones para realizar actos vandálicos en Guerrero y en la ciudad de México, nos recuerdan.

Ejemplos hay muchos: la golpiza a policías federales que fueron sacados de un hotel de Chilpancingo, la toma de casetas de peaje, el robo de vehículos oficiales y, lo más reciente, la retención de trabajadores de una empresa refresquera que por la inseguridad decidió dejar de repartir su producto en Chilpancingo, para no poner en peligro a su personal, nos hacen notar.

Y la CETEG ha estado ahí. Por eso, le pusieron la lupa en la movilización del jueves.