Luces que atesoran la esperanza
Video. Cerca de 15 mil personas, según la SSPDF, participaron en la manifestación en apoyo a los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa
SEÑAL. Como un símbolo de esperanza por encontrar con vida a los estudiantes desaparecidos, asistentes a la marcha en el DF encendieron velas. (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )
Rabia es lo que Epifanio tiene desde hace 26 noches en espera de que su hijo Jorge como los otros 42 normalistas de Ayotzinapa aparezcan vivos y para ello emplazaron al gobierno federal a dar resultados en dos días, o de lo contrario, “que se atengan a las consecuencias”.
A su clamor se unieron miles de capitalinos, estudiantes, maestros, amas de casa, oficinistas y familias enteras que salieron a las calles del centro de la ciudad para exigir que los jóvenes aparezcan.
El clamor de las 50 mil personas —de acuerdo con reportes de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal— que se congregaron a lo largo de la avenida Reforma, Juárez, 5 de Mayo y en la plancha del Zócalo fue la de demandar justicia y presentación de los desaparecidos en Iguala. Los normalistas no supieron calcular el número de asistentes, sólo agradecieron a los capitalinos su apoyo.
Las demandas de normalistas y parientes de las víctimas se vertieron entre consignas: que el gobernador Ángel Aguirre renuncie a su cargo, que se esclarezcan los hechos, se castigue a los responsables, entre ellos al presidente municipal José Luis Abarca, y desaparezcan los poderes en Guerrero.
Al llegar al Zócalo, tras dos horas de caminata, con veladoras en mano y las cartulinas con las fotografías de los desaparecidos, la vanguardia de la marcha lanzó: “¡Fuera Peña, fuera Peña!”.
En total fueron cinco horas en las que los asistentes a la movilización insistieron: “Ayotzinapa aguanta, que el pueblo se levanta, porque su dolor es nuestro dolor, por qué nos asesinan si somos la esperanza de América Latina”, lanzaban jóvenes universitarios que acompañaron el recorrido.
“Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, fue la consigna que lanzaron estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos a su llegada al pie del Ángel de la Independencia en donde se concentraron alrededor de las 16:00 horas para participar en la movilización “Una luz por Ayotzinapa”.
Un médico se acercó hasta ese lugar y con los ojos llorosos dijo a Epifanio Álvarez que le duele lo que le pasa. Un diálogo cercano como de dos viejos amigos, pero se estaban presentando. El padre de Jorge Álvarez, uno de los normalistas, soltó en llanto como lloran los hombres, mientras le decía: “Que el gobierno nos diga, si no pueden que pidan ayuda a gobiernos de otros países, a la ONU, pero lo que importa es que aparezcan nuestros hijos”.
A unos pasos de ellos, alumnos de la Universidad Iberoamericana realizaron uno de los cuatro pases de lista de los desaparecidos, otro más lo encabezaron los papás de los alumnos a su paso por la sede del Senado de la República, otro al tomar la calle 5 de Mayo y la última, en el templete instalado frente a Palacio Nacional.
Las goyas, los huélums empezaron a escucharse más fuerte. “Todos somos Ayotzinapa” coreaban los estudiantes. En cartulinas improvisadas insistían en sus demandas: “Entre tantas reformas exigimos una por el Estado de derecho”, “Pedimos educación y nos responden con balas”.
Los zanqueros y hombres de teatro se expresaron con disfraces de la muerte, así como pintas en el pavimento.