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La transformación de "Papá Pitufo"

Laura Castellanos| El Universal
Martes 21 de octubre de 2014
La transformacin de

"Papá Pitufo se quiso servir del movimiento y no servir al movimiento". (Foto: CARLOS RIVAHERRERA )

En cuanto las "autodefensas" quedaron desarmadas e integradas a la Fuerza Rural, Estanislao Beltrán adquirió mayor protagonismo. Ahora sus viejos compañeros de lucha lo acusan de "traición" y de arropar a "Los Viagra", un grupo señalado porsu cercanía con "Los Templarios"

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Michoacán

“Papá Pitufo se quiso servir del movimiento y no servir al movimiento”, comenta el comandante Juan Díaz, dirigente de la Fuerza Rural de Aquila. “Lo usaron y él se dejó usar; dividió al movimiento”, afirma el comandante nahua Semeí Verdía, “autodefensa“ de Ostula.

Los cuestionamientos al proceder de Estanislao Beltrán crecen. Y vienen de sus antiguos compañeros de lucha.

Papá Pitufo, como otro millar de “autodefensas”, se integraron a las Fuerzas Rurales que, con el apoyo del gobierno federal, se encargan ahora de la seguridad en 19 de los 34 municipios que se alzaron en Michoacán.

El ex vocero del disuelto Consejo General de Autodefensas y Comunitarios en Michoacán es una de las figuras con mayor exposición en medios desde que inició la toma de localidades, el 24 de febrero de 2013, para combatir al cártel de los Los Caballeros Templarios. Su carácter afable le granjeó rápidamente simpatías. “Nosotros nunca le declaramos la guerra al gobierno, sino al cártel”, solía decir.

Un año y ocho meses después, Beltrán se convirtió en “el malo del cuento”. “Vimos mal que hayan destituido al doctor Manuel Mireles por Papá Pitufo, porque para eso no nos tomaron en cuenta a la gente de la costa, y él nos impidió el paso a una reunión con Castillo”, afirma el comandante Héctor Zepeda, al frente de la Fuerza Rural de Coahuayana.

“Lo usaron y se dejó usar, le faltó criterio y voz de mando, ya no tiene fuerza ni presencia”, remata una fuente del Consejo Ciudadano Responsable de Impulsar el Sano Tejido de Orden Social (CCRISTOS), organización de feligreses católicos de Apatzingán.

Tío de la adolescente ultrajada

Una fuente de CCRISTOS externó a EL UNIVERSAL que una veintena de integrantes de las Fuerzas Rurales irrumpió una noche del mes pasado en una casa de Apatzingán. Que La Barbie, del grupo conocido como Los Viagra, encabezó el allanamiento y violó a una adolescente de 16 años. De acuerdo con esta información, la madre quiso poner una denuncia, pero Papá Pitufo la habría intimidado para no hacerlo, argumentando que el perpetrador era capaz de levantar a su familia.

Los Viagra son siete hermanos que han sido señalados como ex integrantes del cártel de Los Caballeros Templarios.

Durante un recorrido por Tierra Caliente, este diario buscó a Papá Pitufo para pedirle su postura sobre la acusación.

—No voy a darte entrevista —dijo el productor de limón. Tres rurales lo custodiaban.

—Algunos policías rurales señalan que usted ha cobijado a Los Viagra.

—Si cometieron delitos, denúncienlos. Lo que sé es que es gente que ha luchado.

—Acusan a uno de Los Viagra, Mariano Sierra, alias El Ojo de Vidrio o La Barbie, de haber violado a una chica de 16 años.

—Es mentira, yo no sé nada, yo no soy una persona… ni me interesa saber. Ni quiero que ponga esto, por favor deme la hoja —el comandante pretendió sin éxito arrebatar la libreta, los hombres en su entorno se crisparon.

Papá Pitufo se alejó unos pasos. “¡Es mi prima hermana! ¡Es mi prima hermana!”, exclamó en referencia a la madre de la víctima.

Luego estalló: “¿Me está preguntando por una violación? ¿A quién le importa una violación? ¿Por qué no me pregunta cuánto bajó el kilo de carne, la tortilla?”. Y mencionó el logro del alzamiento que acabó con las extorsiones a los comerciantes. “¡No vuelva a hablarme nunca!”, se retiró furioso.

La transformación de Papá Pitufo —del gnomo azulado y bonachón al que debe su mote, a personaje irascible— explica en buena medida la tensión que se vive en Michoacán, donde las “autodefensas” vuelven a movilizarse al tiempo que se abren grietas en las Fuerzas Rurales.

Como meteoro

Apenas hace un año, Papá Pitufo debutó en la prensa. EL UNIVERSAL lo entrevistó el sábado 2 de noviembre de 2013, con motivo del reportaje Cosechas bajo riesgo en Apatzingán.

Ese día, el cártel tenía retenes en las entradas de Apatzingán. Empresarios y jornaleros aceptaban dar entrevistas sólo bajo anonimato. Pero un productor del pueblo División del Norte, municipio de Buenavista, un barbón simpático y apacible de 54 años, de nombre Estanislao Beltrán, aceptaba declarar públicamente.

Denunció que en los narcorretenes les impedían trasladar su cosecha de limón de la zona insurrecta. “Si ven que somos de Buenavista nos agarran, nos secuestran, nos despedazan”, dijo aquella vez.

Un día después se reunió con Mireles en una fonda a pie de carretera. Su aprecio por el médico era evidente. Narró cómo una semana antes el líder había encabezado una caravana de tres mil “autodefensas” desarmados para hacer una toma simbólica de Apatzingán. Mireles lo hizo su mancuerna.

El accidente aéreo que el doctor sufrió el 4 de enero de 2013 colocó a Papá Pitufo al frente de la vocería del Consejo.

Fue el momento en que el gobierno pactó la disolución de las “autodefensas”. Papá Pitufo se convirtió entonces en su principal aliado.

Durante y tras la convalecencia de Mireles, las “autodefensas” condicionaron su apoyo al gobierno. Las fuerzas federales tendrían que desarticular al cártel antes del 10 de mayo, y detener a su cabeza, Servando Martínez La Tuta. Y entonces los alzados entregarían las armas.

La exigencia no se cumplió. Sin embargo, los líderes mestizos de Tierra Caliente se sumaron a Papá Pitufo. Las autodefensas indígenas y de comuneros de la costa lo hicieron con Mireles. El Consejo se partió en dos.

“Él empezó como ‘autodefensa’, pero hizo mal al relacionarse con personas como Los Viagra y Luis Antonio Torres El H3; ensució el movimiento”, dice Fabian Valencia, el comandante al frente de la autodefensa de Caleta.

Juez y parte

El 22 de abril, Papá Pitufo encabezó la caravana de “autodefensas” y federales y estatales hacia una de las míticas cuevas de La Tuta.

Entonces se dijo que la toma era pactada, que no se detendría a La Tuta ni habría golpes sensacionales. Así fue.

Afuera de la cueva, Papá Pitufo agarró su cuerno de chivo y tiró una ráfaga hacia el cielo. “Tuta, te ando buscando”, gritó. Su figura ya era célebre y su influencia era clara.

El 27 de abril, en la carretera costera, hubo una refriega cuando la “autodefensa” de Caleta cruzó un retén instalado por templarios, con gente civil como carne de cañón, con un saldo de cinco personas muertas.

Beltrán dijo que la “autodefensa” de Caleta era del cártel Nueva Generación y señaló que el líder regional Gabriel Caballero, alias Plátanos era responsable de la “masacre”. Como resultado, Caballero anda prófugo y no se ha legalizado a la “autodefensa”.

Después del 10 de mayo, cuando se disolvieron las “autodefensas”, Papá Pitufo se negó a dar entrevistas a los medios.

Cuando arreciaron las acusaciones en contra de Los Viagra —los siete hermanos de apellido Sierra Santana, oriundos de Pinzándaro, municipio michoacano de Huetamo— brotó el enojo entre los comandantes de la Fuerza Rural por las limitaciones con que laboran y, sobre todo, porque el gobierno federal no ha detenido a los jefes de plaza del cártel.

Un comandante de la Fuerza Rural define a Papá Pitufo: “Es un títere del gobierno... y se cuida porque quiere ser diputado”, agrega. De ser así, su influencia estará de nuevo a prueba.

Las transformaciones de Estanislao Beltrán le han granjeado la animadversión de sus antiguos compañeros de lucha. Ahora lo ven como enemigo, más que como aliado.



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