El último refugio de 'Kike' Plancarte
AUSTERO. Sin lujos ni excentricidades vivió Enrique Plancarte en Colón, en contraste con las propiedades que tenía en Apatzingán. (Foto: VALENTE ROSAS / EL UNIVERSAL )
marco.muedano@eluniversal.com.mx
COLÓN, Qro.— Por más de 30 horas se prolongó la búsqueda. Poco después de las 10 de la mañana del pasado domingo, el gobierno federal desplegó un operativo en la cabecera municipal de Colón. El objetivo: capturar a Enrique Plancarte, Kike, uno de los líderes y fundadores de Los Caballeros Templarios.
Las fuentes del gobierno federal consultadas explicaron que la detención de una persona el pasado fin de semana en el municipio de Apatzingán, Michoacán, fue la pieza clave para dar con el paradero del jefe templario.
Para detenerlo, los elementos cercaron las inmediaciones de la calle Prolongación Puebla, ya que se tenían informes de que en una de las casas ubicadas en la cuadra se escondía Plancarte, por quien el gobierno federal ofrecía una recompensa de 10 millones de pesos.
Por tierra y aire los soldados y marinos rodearon la calle que se ubica a sólo unas cuadras del Palacio del Ayuntamiento. Sin embargo, para cuando las fuerzas federales dieron con la ubicación de la casa color blanco, donde se refugiaba el líder templario, el capo ya había escapado.
Los pobladores de la zona comentaron que Kike salió de la casa sin número y huyó rumbo al cerro de Las Crucitas, donde deambuló por varias horas hasta llegar a la comunidad de El Lindero, donde la noche del lunes enfrentó a la muerte.
Cuatro semanas antes de que a la cabecera municipal de Colón arribaran soldados y marinos, Enrique Placarte llegó a este pequeño municipio de Querétaro, donde la tranquilidad y la paz de las calles sólo cambian por las fiestas patronales.
Ubicado a 30 minutos de la ciudad de Querétaro, Colón es habitado por cerca de 60 mil personas, quienes en su mayoría se dedican al ganado, albañilería o al comercio. Incluso, algunos se han ido a Estados Unidos en busca del sueño americano. Los más “afortunados”, según narra la gente, son los que trabajan en la Presidencia Municipal.
Aunque en los últimos años se han localizado laboratorios de metanfetaminas en la zona, las autoridades del municipio afirman que Colón es muy tranquilo, ya que sólo se tienen reportes de robos menores o detenciones por alterar el orden público y por el consumo de drogas.
Hace cuatro semanas Enrique Plancarte llegó hasta este municipio con la ayuda de dos personas: Renato Bárcenas y una persona conocida como El Primo, supuesto jefe de plaza de Los Templarios en Colón.
Kike llegó y se hospedó en la casa de Renato, la cual también se ubica en la cabecera municipal.
El inmueble de fachada blanca localizado en Prolongación Puebla no se compara con las propiedades que acostumbraba tener el capo en su natal Apatzingán, por el contrario, no hay lujos ni excentricidades. A diferencia de las propiedades de Michoacán, la casa del municipio de Colón era austera, de bajo perfil, ubicada en medio de inmuebles donde la pobreza es visible en habitantes que viven con 50 pesos diarios.
Por dentro, la propiedad cuenta con un pequeño patio, un comedor, un área para preparar alimentos y una pequeña zotehuela. Conforme uno se adentra en la casa, se observan objetos tirados en el piso. Ropa, utensilios de cocina, periódicos y algunas revistas de música grupera y espectáculos. Sobre algunos muebles se encuentran algunas cajas de teléfonos celulares, zapatos, perfumes y algunos papeles. En los percheros hay unos pantalones y playeras, una de ellas con la imagen de Ernesto Che Guevara.
Los vecinos lo recuerdan como una persona tranquila y amable. Algunos dicen que le gustaba caminar por el centro del municipio, en compañía de Renato Bárcenas. Afirman que le gustaba ir a comer a un restaurante de mariscos, aunque en los últimos días mandaba a una persona a recoger la comida que ordenaba.
Para la mayoría de los habitantes del municipio, la mañana del pasado domingo la tranquilidad se rompió con el arribo de camionetas de soldados y marinos y el sobrevuelo de un helicóptero del gobierno federal.
La meta era detener a Plancarte; los elementos llegaron a buscarlo a la calle Prolongación Puebla, pero había logrado escapar, por lo que se montó un operativo que incluyó un toque de queda en la cabecera municipal.
Fue hasta la tarde del lunes que las autoridades tuvieron el reporte de una persona que montaba a caballo por los poblados cercanos al cerro de Las Crucitas.
Fue cerca de las 6:40 de la tarde que las autoridades lo ubicaron y le le pidieron que se detuviera.
En respuesta, Kike accionó su arma de fuego en contra de los elementos, por lo que éstos le dispararon cuando se encontraba en una nopalera. El líder templario quedó herido y murió poco después rumbo al hospital.
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